Análisis
Analizamos Total War: Three Kingdoms, fantástico juego de estrategia en la antigua China
Total War: Three Kingdoms es la nueva entrega de la saga de videojuegos de estrategia desarrollada por el estudio británico The Creative Assembly. Como los títulos anteriores de la serie (once en total) combina con acierto estrategia por turnos de construcción de imperios y combate táctico en tiempo real.
Total War: Three Kingdoms está ambientado en el año 190 d. C. y se desarrolla en la antigua China durante la tumultuosa era de los Tres Reinos. Es la primera vez que Total War se acerca a los conflictos épicos de la antigua China y también es el primer gran título desde Attila en 2015, que la serie vuelve a un entorno histórico real tras las dos entregas fantásticas Warhammer basadas en el juego de mesa Warhammer Fantasy Battle.
Aunque toda la serie ha ofrecido un buen nivel (por lo general) desde el «Shogun» original del año 2000, ha combinado títulos extraordinarios con otros menos conseguidos. Los dos últimos son un buen ejemplo. Si Thrones of Britannia no terminó de gustar al personal, el anterior Warhammer 2 (y el original Warhammer) gustó bastante más a crítica y público, ambientado en un mundo fantástico que Creative Assembly aprovechó muy bien para introducir novedades a la serie.
La vuelta a un entorno histórico como la antigua China, sus connotaciones, nuevas mecánicas y las complicaciones asociadas de las relaciones humanas en un juego donde los personajes tienen más importancia que nunca como luego veremos, es un buen termómetro para medir el estado actual de la serie. Hemos tenido oportunidad de probarlo a través de una clave de acceso anticipado que nos ha cedido la distribuidora y nuestras impresiones son muy positivas. Three Kingdoms es una entrega de Total War sobresaliente y la referencia para próximos juegos de la serie, que a buen seguro llegarán.
Hardware para Total War: Three Kingdoms
Como siempre hacemos en un título para PC, comenzamos revisando los requisitos mínimos de hardware que necesitarás para ejecutar un juego que en el lanzamiento solo correrá bajo Windows, pero que el desarrollador promete que ampliará muy pronto a macOS y Linux. Sobre el papel son muy contenidos, pero olvídate porque con ellos no podrás jugar decentemente.
- Procesador: Intel Core 2 Duo 3.0 Ghz o equivalente.
- Gráfica: GTX 650 Ti | HD 7850 1GB VRAM
- 4 GB RAM.
- 60 GB de espacio en disco.
- DirectX 11.
- Windows 7 de 64 bits o superior.
Los requisitos recomendados son bastante más reales para ejecutar este título, aunque sin ser excesivamente altos para un equipo medio actual:
- Procesador: Intel i5-6600 | Ryzen 5 2600X.
- Gráfica: GTX 970 | R9 Fury X 4GB VRAM.
- 8 GB RAM.
- 60 GB de espacio en disco.
- DirectX 11.
- Windows 10 de 64 bits.
Para que te hagas una idea, lo hemos jugado en un sobremesa a 2K y FHD con una Radeon RX 580 y procesador Core i7 6700K y también en un portátil a Full HD con gráfica GTX 1050 y procesador Core i7 7700. Ambos emplean unidades de estado sólido PCIe, 32 Gbytes de memoria DDR4, Windows 10 Pro de 64 bits actualizado a 1809 y las últimas versiones de los controladores de AMD y NVIDIA instalados.
Ambos equipos son capaces de manejar el título a tasas razonables, en el sobremesa a Ultra en FHD, rebajando al nivel medio la calidad gráfica en el portátil. Total War no es un shooter, pero toda la serie ha exigido un buen hardware para poder disfrutarlo especialmente por sus características como el combate en tiempo real y cientos de unidades en pantalla. El mismo juego ofrece una prueba de rendimiento que puedes ejecutar, una configuración recomendada dependiendo de cada equipo y la habitual personalizada por el jugador.
A destacar el trabajo de optimización de Creative Assembly con base en el motor empleado en Warhammer 2, ya que no hemos sufrido prácticamente ningún tipo de error en el juego, salvo algún pequeño corte en el portátil en grandes combates. Notable teniendo en cuenta que lo que estamos manejando es una copia previa (aunque final del juego) que podría ser pulida si fuera preciso antes del lanzamiento. Además, el estudio tiene un buen historial en mejorar sus títulos con actualizaciones posteriores. Eso sí, procura emplear el mejor equipo que tengas disponible (especialmente en gráfica) porque Three Kingdoms es todo un espectáculo visual en algunos de sus apartados.
Comenzando con Total War: Three Kingdoms
«Bienvenidos a una nueva era de conquistas legendarias. Esta preciosa aunque fracturada tierra reclama un nuevo emperador y una nueva forma de vida. Unifica China bajo tu mandato, forja la próxima gran dinastía y construye un legado que perdure a lo largo de los siglos…». El juego comienza con una bonita animación que nos pone en situación del entorno histórico donde nos encontramos. Estamos en el año 190 d. C y tendremos que ascender a la posición de Emperador y unir a todas las provincias bajo un solo gobierno imperial.
Como otros Total War (y en general juegos de estrategia) el juego ofrece una longevidad enorme. Hemos jugado una 80 horas para ofrecerte el análisis y solo hemos arañado la superficie de todo lo que ofrece. Además del modo campaña multiplicado a través de su decena de personajes, el juego ofrece un modo «batalla» con tres modos, uno personalizado que puedes crear como quieras; un histórico donde se juegan varios escenarios, y uno enfocado a batallas simples igualadas uno contra uno. Si sumamos las posibilidades del multijugador incluido (en Internet o en red local) el resultado es un tiempo de juego incalculable. La enorme inmersión de este tipo de títulos provocará que no tengas vida propia a poco que te metas a fondo con él. Y lo harás.
Centrándonos en el modo campaña analizado, pronto veremos una de las grandes novedades de Three Kingdoms ya que no elegiremos una facción concreta como en otros Total War, sino uno de los doce personajes disponibles. Cada uno tiene su propia especialización (comandante, vanguardia, estratega, sanador… ) que ofrece un tipo de juego y una manera de conseguir los objetivos distintas. La personalidad única de cada uno de ellos no solo afecta a las virtudes de la propia unidad y sus dotes de mando en combate, sino que se extiende a las tropas que puede producir, a los asentamientos especiales que puede producir y a la relación con sus soldados o con los personajes rivales.
Te recomendamos comenzar por un personaje con dificultad sencilla como «Cao Cao» porque la curva de dificultad del juego es elevada. Especialmente para los nuevos jugadores que pueden sentirse abrumados a comienzos del juego. Y es lógico, porque hay mucho por entender y hacer. Los jugadores habituales de la serie lo tendrán más sencillo, pero hay que resaltar cambios en la interfaz y en la mecánica de juego. El juego ofrece un consejero que en tiempo real nos va guiando por los distintos mecanismos del juego, con notificaciones en tiempo real que se pueden personalizar. Además, los principales paneles de la interfaz del juego tienen una vista general con consejos que se activan con la tecla F1. Si eres nuevo en Total War, no te abrumes al comienzo. Paciencia: hay mucho por explorar y a la vez que disfrutar.
Además de la elección del personaje, Three Kingdoms ofrece otras novedades como los dos modos de juego distintos denominados «Registros» o «Romance». El primero ofrece una experiencia Total War más clásica, donde los generales son simples ‘mortales’ que entran en batalla acompañados de sus unidades. Está más centrado en tácticas y maniobras de grandes ejércitos, el juego se desarrolla de manera más lenta y conserva aspectos como la fatiga de las tropas lo que tiene un papel importante en la batalla. El personaje tiene menos relevancia.
El modo «Romance» se activa por defecto y es el que hemos elegido para el análisis porque es mucho más interesante y es donde se ven algunas de las novedades de un juego que tiene a los personajes como núcleo central. En este modo, los señores de la guerra y generales son guerreros de extraordinario poder con base en lo contado en el «Romance de los Tres Reinos«, una novela histórica china sobre los acontecimientos en los turbulentos años a finales de la Dinastía Han y la era de los Tres Reinos, desde el 169 d. C. hasta la reunificación de toda China en el año 280 d. C.
Esta novela está basada a su vez en el libro «Registros de los Tres Reinos» y son dos de las cuatro novelas clásicas de la literatura china. Aunque no es probable que sean conocidas en Occidente, sí han sido utilizadas en videojuegos y seguramente la más conocida sea la saga Dynasty Warriors. Como no se puede contar la historia de la época sin las historias personales de la novela, Creative Assembly se ha apoyado en ella (y en los relatos históricos reales) para conformar un juego que denomina de ficción histórica.
En este modo de juego (el más interesante) el juego añade una capa paralela de combate entre personajes e incluso duelos entre ellos como luego veremos. A medida que suban de rango se harán aún más poderosos y tendrán más influencia, especialmente en las batallas, pero también en el manejo estratégico de la facción porque sus características propias prometen un tipo de juego único para cada uno de los personajes principales.
Interfaz y características
Creative Assembly ha cambiado por completo el diseño de la interfaz de usuario de Total War: Three Kingdoms frente a entregas anteriores, adaptándola al periodo histórico que representa y a las novedades en la mecánica del juego. Los amantes de la serie se harán con ella pronto porque incluye muchos de los conceptos vistos en títulos anteriores, mientras que a los nuevos jugadores les costará algo más por su profundidad. El cuidado en el apartado visual es soberbio y se nota la dedicación del departamento de arte en muchos detalles del juego. Lo mismo podemos decir del apartado del sonido que acompaña muy bien, mientras que todos los textos (no las voces) están localizadas al español.
Aunque muy distinto en funcionamiento a otros clásicos como Civilization VI, Total War: Three Kingdoms es un juego de construcción de imperios donde tendremos que mantener nuestro territorio y conquistar otros, usando la guerra, la diplomacia y el espionaje. La interfaz de la vista general de la campaña ofrece varios apartados para tenerlo todo bajo control (siempre que nos dejen los rivales), comenzando por la información de la época del juego; el nivel de nuestro personaje; el tesoro, los alimentos y los recursos; la diplomacia y el alcance tecnológico, y cuando avancemos en el juego el espionaje y el consejo de la facción que ofrecerá misiones adicionales.
El personaje principal, el señor de la guerra que manejaremos, tiene un lugar destacado en la interfaz y marca la posición en el mundo y el progreso de la facción. Irá subiendo de rango a medida que aumente su prestigio capturando asentamientos o construyendo edificios especiales. Además de sus especialización (comandante, vanguardia, estratega, sanador… ) cada uno de los personajes tiene un recurso único no material (credibilidad, unidad, heroismo, legitimidad, linaje…) que irá creciendo con cada turno y aporta ventajas asociadas que terminan determinando el estilo de juego. También dispone de características únicas en contratación de tropas e infraestructura, así como personajes notables para la facción e incluso una moneda única.
Conectado con lo anterior e importante en este juego que como hemos repetido se basa en personajes y donde «la familia es la base de tu poder» como a menudo te recordará el consejero, tenemos el apartado de la Corte, donde podremos nombrar a nuestro heredero, al primer ministro o al administrador, además de controlar a nuestros generales. Los candidatos a esos puestos se pueden comprar y cada uno tiene también sus propios atributos. Es un gran cambio en los Total War y dice estar basado en el concepto chino de interrelaciones dinámicas, guanxi. Esa profundidad afecta de manera positiva o negativa al desarrollo de la historia.
Esta manera de enfocar el juego es singular, ofrece una gran asimetría en las facciones y con ello alternativas estratégicas, aunque no todas están igual de bien resueltas. No hemos jugado con todos los personajes, pero en algunos no hemos notado tanto las ventajas de sus características especiales. Nos faltan muchas horas para poder probar todos los personajes, pero sus características únicas no parecen influir de manera tan determinante en el juego debido probablemente a una inteligencia artificial a la que le cuesta llegar a esos extremos. No es sencillo.
El tesoro es muy importante en cualquier juego de estrategia y en Three Kingdoms es obligatorio mantener altos ingresos regulares en cada turno, sea de las infraestructuras, el comercio o la diplomacia. Lo que más cuesta -por mucho- es el mantenimiento de los ejércitos, por lo que tendrás que equilibrarlo todo. Cuando mejores tu prestigio y avances en el rango de la facción podrás gestionar el nivel de impuestos y, teniendo cuidado con el orden público, aumentarlos. En caso de necesidad, el saqueo mediante tus tropas proporciona una manera directa de aumentar los ingresos.
Los alimentos son otro aspecto clave a tener en positivo, ya que permiten ganar población y ayudar a recuperar las tropas. Se obtiene mediante edificios específicos y a través del comercio. También es relevante para fijar la estrategia el periodo en el que nos encontramos en cada momento porque las diferentes estaciones permiten a los campesinos mejorar las cosechas o penalizar los suministros a los ejércitos cuando hace más frío. El resto de «recursos» permiten la construcción de determinados edificios. Si las granjas para alimentos abundan por todo China, hay recursos que solo podrás encontrar en determinadas regiones del mapa.
El apartado que conocemos como investigación en este juego se llama «Reformas«. Son una especie de doctrinas aplicables para que tu facción pueda avanzar. Simplemente precioso (como muchos apartados visuales de este juego) es un árbol donde en sus diferentes ramas y bifurcaciones podemos aplicar las reformas cada un número determinados de turnos (5). Hay de todo, dedicadas a ofrecer avances en recursos, alimentos o población; los dedicados a los asentamientos; a los mismos personajes o tropas, o a la diplomacia y espionaje.
Todas ofrecen alguna mejora, pero no todas son igual de importantes. Hay veces que te costará acceder a la que te interesa según una estrategia determinada y otras en la que invertirás en una rama con la que obtendrás poca recompensa. Visualmente una preciosidad, incluyendo fondos variables, pero en la práctica elimina la tasa de crecimiento estratégico de otras entregas (seguramente por la falta de avances históricos en ese periodo en China) lo que unido a la cuasi irrelevancia de algunas reformas da una experiencia algo más superficial.
La diplomacia es otro punto que ha sido revisado en esta entrega. Durante tu turno, puedes negociar con cualquier facción descubierta. Los acuerdos diplomáticos son muy amplios y abarcan a la apertura de rutas comerciales, pagos de alimentos, dinero o recursos; tratados diplomáticos; concierto de matrimonios o coordinación bélica contra rivales. Si te apabullan tantas opciones, el juego también ofrece un segundo modo de «trato rápido» con opciones más concretas a negociar. En tiempos de paz no hay límite para hacer negocio y dependiendo de la clase de tu personaje, la diplomacia (como el comercio) es un arma tan importante como la batalla.
La interfaz general se completa con el mini-mapa habitual de Total War. Tiene un zoom incorporado y permite fijar marcadores en puntos específicos del mapa que consideres relevante y trasladarte a ellos de inmediato. También cuenta con accesos directos a personajes, comandancias, misiones, facciones conocidas y el botón para finalización de turno. El acceso al menú general y la ayuda (en textos y en vídeos) completan una interfaz muy bien conseguida que necesita pocas horas de juego para hacerte con ella. Todos los apartados de la misma están a un simple clic del ratón y también mediante atajos de teclado.
Mapa estratégico
La parte de estrategia por turnos de Total War: Three Kingdoms, donde pasaremos la mayor parte del tiempo, se representa en un mapa central dividido en regiones donde se sitúan las diferentes facciones. Un nivel de zoom enorme, típico de Total War, que funciona a la perfección con la rueda del ratón, permite alejarse al máximo para ver una mayor parte del territorio y acceder al mapa estratégico, potenciado con varios filtros según la propiedad de cada región (riqueza, población, orden público y otros) y con ello obtener información general de como llevamos la campaña, localizar rivales, aliados, capitales o recursos.
Acercando el zoom al máximo, nos acercaremos a un terreno cambiante según la estación y también en el clico de día/noche. Aunque puede faltar detalle en alguno de sus componentes y en el periodo de noche todo está demasiado oscuro y difuminado, está suficientemente bien resuelto para no perdernos. Permite ver el control de zona definido por nuestra facción y la de rivales y aliados con distintos colores, y también mover a las tropas cuando están fuera del campo de batalla con dependencia del número de movimientos que tengan y el uso de caminos principales siempre importantes de controlar para dotar de suministros a las tropas. El mapeado incluye zonas distintas típicas de China, desiertos, zonas subtrópicales o montañas nevadas, además de recrear maravillas naturales como el río Yangtsé y construcciones como la Gran Muralla China.
La gestión y control de regiones son distintas a otros Total War y se producen mediante las comandancias. Incluyen pueblos o ciudades grandes o pequeñas (incluyendo la capital de la facción) y asentamientos menores de distinta índole, que se dedican a tierras de labranzas, granjas ganaderas, minas, puertos, fabricantes de herramientas o templos.
Pulsar sobre alguna de ellas nos lleva a la interfaz disponible para esa comandancia, donde obtendremos información de su capacidad de ingresos, alimentos, recursos o niveles de impuestos. En esta interfaz es donde mejoraremos las ciudades o asentamientos y reclutamos ejércitos y tropas estacionales. Obviamente, el pueblo o ciudad es lo principal de cada zona y no debe perderse. Según su nivel, tienen un distinto grado de protección en murallas y torres, además de las guarniciones que están vinculadas a cada asentamiento y no se pueden mover.
No se puede construir de todo y en todos sitios. Cada personaje accede a instalaciones determinadas por su características propias, otras solo se activan en determinadas zonas y algunas se liberan aumentando el nivel tecnológico con las Reformas. Teniendo en cuenta que solo podemos construir un edificio a la vez por comandancia, la visita a la interfaz de ciudad es obligada para no perder turnos de construcción.
Además, como los recursos no sobran, tendrás que buscar siempre el equilibrio. Las construcciones tienen diferentes efectos, lo que te permite concentrarte en lo que más necesitas. Además de las ventajas en todo tipo de apartados al mejorar la ciudad, las granjas y el almacenamiento de grano aumentan la producción de alimentos, las estructuras militares ayudan con el poder militar y el mantenimiento del orden público y las agencias de recaudación de impuestos aumentan los ingresos. Controlar esas estadísticas es crucial para el éxito y si no lo haces tus ciudadanos pueden morir de hambre, abandonar tu imperio o rebelarse contra ti. Si no controlas el tesoro, te arruinarás y no podrás avanzar en el juego.
Combate
Si el apartado de la estrategia en Total War se realiza por turnos, el modo de combate es táctico en tiempo real. Es casi otro juego en sí mismo y el más divertido para muchos jugadores que lo han disfrutado desde que en el fantástico Shogun original de comienzos de siglo, Creative Assembly asombrara ofreciendo un control relativamente sencillo de miles de unidades en pantalla y múltiples tácticas dependiendo del tipo de territorio y ejércitos.
Total War: Three Kingdoms sigue en esa línea, aunque su enfoque a los personajes especialmente en el nuevo modo «Romance» cambia bastante la manera de actuar en las batallas. La especialización de cada personaje principal (comandante, vanguardia, estratega, sanador… ) ya marca distancia sobre anteriores entregas de la serie, aunque todos se lanzan a la batalla como posesos, como unidades únicas sin protección, si bien hay que decir que han sido potenciados adecuadamente y son capaces de acabar por sí mismos con escuadras rivales enteras. El uso de formaciones unitarias ofrecen una capa extra de veracidad táctica a la jugabilidad, aunque tendrás que tener cuidado con ellas.
Cada personaje y general tienen su propio rango adquirido en batallas y acciones. Está representado por un número y se conjuga con un color específico para su clase. Como hemos dicho tienen habilidades únicas que se irán desbloqueando cuando subas de nivel y que podrás asignar con los puntos que se irán añadiendo. Como un RPG, también puedes asignarles armas, armaduras, monturas, accesorios y hasta seguidores, unos auxiliares que potenciarán a tus personajes. La interfaz es otra muestra del preciosismo visual que vemos por todo el juego.
Otro de los cambios notables que no habíamos visto en la serie es que ahora cada ejército es capaz de llevar tres generales, nuestro personaje principal y otros dos, que además pueden llevar su propio séquito de seis unidades. Hay que elegir muy bien, porque los generales no comparten el mismo grupo de unidades y podemos perder el siempre necesario equilibrio en el ejército. Y aquí volvemos al núcleo del juego centrado en sus personajes, donde su carácter, clase, facción, rango o tecnología específica afectan a la capacidad de contratación de tropas.
Para complicar la situación, las acciones en la batalla tienen consecuencias, ya que afectan a la relación con nuestros propios generales a través de las interrelaciones dinámicas, guanxi, y por supuesto con el resto de personajes en una era donde fue habitual la traición y el drama. Más novedades en el modo Romance llegan del añadido de duelos entre generales. No solo se ven geniales, sino que también sirven como una maniobra táctica para eliminar rápidamente a un enemigo del combate. Si puedes con él.
El reclutamiento de tropas se puede realizar desde los asentamientos y también desde tus personajes, aunque aquí con mayor coste dependiendo de su situación. En ambos casos mucho cuidado con su número porque su mantenimiento es elevadísimo, lo más caro del juego. Las tropas que reclutas no se formarán totalmente hasta pasados unos turnos lo que tendrás que tener en cuenta antes de atacar, algo que solo deberás hacer cuando estés bien preparado. En cada ataque, verás el despliegue de cada uno y las condiciones previstas de victoria. Puedes exigir la rendición cuando superes por mucho a tu rival o asediarlos, reduciendo su fuerza de defensa con el paso de los turnos.
Cuando estés preparado, puedes delegar el resultado a la IA perdiéndote una de las grandes diversiones del juego. O disfrutar la batalla por tí mismo, que es lo recomendable. Se mantienen las opciones de despliegue previo por el campo de batalla donde deberás colocar cada grupo de unidades de la manera más conveniente. También deberás entender rápidamente el uso de las formaciones para planificar los movimientos. Y cuidar tus unidades al máximo evitando pérdidas innecesarias empleando las mejores tácticas y evitando un asalto frontal en la medida de lo posible. Aunque ganes la batalla, las tropas perdidas desaparecerán y te costará tiempo y muchos ingresos que quizá no tengas para volver a reponerlas.
Una vez que te vuelvas lo suficientemente poderoso como para reclamar el trono imperial, tus dos rivales restantes más peligrosos harán lo mismo y transformarán la antigua china en un caótico y glorioso campo de batalla. Solo un gobernante puede emerger victorioso como el gran emperador.
No vamos a extendernos demasiado en un apartado que sigue ofreciendo la misma buena experiencia que desde los japoneses de Shogun. Solo comentar que hemos notado un mayor equilibrio en las opciones tácticas de ejército frente a las últimas entregas. No son tan complejas como el apabullante Rome II, ni tan directas como en Warhammer donde no se hacían necesarias técnicas avanzadas. Todo dicho salvando las distancias por el enorme efecto que tiene en las batallas (y en todo el juego) las enormes cualidades de nuestro personaje principal.
Disponibilidad y precio Total War: Three Kingdoms
Paramos aquí porque la profundidad del juego daría para escribir unos cuantos artículos más. Tendrás que jugarlo por tí mismo, algo que recomendamos tanto para los jugadores que conozcan la serie como para los nuevos (sé paciente y disfruta porque la curva de aprendizaje sigue siendo alta) que se acerquen a una de las franquicias más clásicas y que aún con altibajos parece incombustible de la buena mano de Creative Assembly. Three Kingdoms es un gran retorno al entorno histórico de Total War, con revisión visual y de mecánicas, en un juego obligatorio para todo buen amante del género de estrategia.
Total War: Three Kingdoms será distribuido por SEGA a partir del 23 de mayo. Ya está disponible en precompra en plataformas como Steam con el precio oficial de 59,99 euros. Minoristas como Amazon ofrece una promoción más interesante a través de una edición limitada con envío gratuito para suscriptores Prime, que además de un precio inferior de 54,90 euros ofrece:
- El DLC gratuito yellow turban rebellion para reservas y compras de la primera semana que incluye: tres nuevos señores de la guerra elegibles; tres nuevas clases de héroe; nuevas habilidades de personaje; nuevas armas y armaduras.
- Póster de doble cara con un mapa de la campaña y personajes.
- Caja premium deluxe.
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