El Opportunity no responde, la NASA prepara un adiós definitivo
Ha sido todo un ejemplo. El rover Opportunity se ha convertido en uno de los proyectos más exitosos de la NASA, de ello dan fe sus más de cinco mil días de misión en Marte (se diseñó para durar 90 días), sus ruedas desgastadas, que evocan los zapatos del valiente aventurero que explora incansable aunque los pies le fallen, y su lucha constante contra las inclemencias de la superficie marciana que, al final, se ha saldado con una derrota.
El Opportunity ha sido durante años nuestros ojos en Marte. Gracias a él hemos podido conocer mucho mejor a nuestro polvoriento vecino, y ha sido posible establecer las bases que necesitábamos para poder emprender nuevas misiones a medio y largo plazo.
Por desgracia la tormenta de arena masiva que azotó buena parte de Marte hace unos meses dejó inutilizado al rover. El Opportunity depende de sus paneles solares para generar energía, así que privarle de la luz solar equivale a dejarlo inoperativo, tal y como confirmó la NASA en su momento, aunque la agencia estadounidense no perdió la esperanza.
Desde que el Opportunity quedó en suspenso han intentado contactar con él por activa y por pasiva, pero el resultado siempre ha sido el mismo. Los meses han pasado y al final no ha podido ser. Hoy, tras tantos esfuerzos y tantas esperanzas, la NASA considera que el Opportunity ya no tiene posibilidades de recuperarse.
Han sido ocho los meses que la NASA ha dado de margen al Opportunity para responder a sus llamadas de radio, y la respuesta siempre ha sido la misma. No está claro si el rover puede haber sufrido algún tipo de daño como consecuencia de la tormenta de arena, pero con el gélido invierno marciano a la vuelta de la esquina y el Opportunity sin energía el desenlace está claro: sus calentadores eléctricos no funcionarán, y sin ellos sus componentes no podrán resistir las temperaturas de hasta 105 grados bajo cero que pronto registrará la superficie marciana.
En la NASA todo está preparado para despedir al Opportunity como se merece tras quince años de misión. Su legado pasará a la historia de la exploración espacial, y sus responsables serán recordados por haber dado forma a uno de los exploradores espaciales más longevos de principios de siglo.