Cinco peligros que afrontará el hombre en Marte, según la NASA
Marte es uno de los objetivos más importantes de la exploración espacial a largo plazo, pero también uno de los más ambiciosos y complicados. Nuestra propia fragilidad como especie hace que cualquier intento de viaje espacial requiera de numerosos sistemas de seguridad y de protección, ya que si algo sale mal las consecuencias pueden ser fatales.
En el caso del viaje a Marte no solo debemos afrontar los riesgos de que algo salga mal, sino también los efectos que un viaje tan largo puede producir sobre el ser humano. Es decir, no importa si todo sale bien, hay peligros que superar incluso en el mejor escenario posible, y no debemos olvidar todo lo relacionado con la estancia prolongada en dicho planeta y la supervivencia en éste, que podemos considerar como un medio hostil para la vida humana.
La NASA ha investigado a fondo esta cuestión, y ha publicado recientemente un artículo en el que explican los cinco grandes peligros que enfrentaría una misión tripulada a Marte:
- Radiación: es uno de los problemas más importantes para la salud de los astronautas a corto y medio plazo. La Tierra nos protege de forma natural contra la radiación, pero esa protección desaparece al salir de ella. En la Estación Espacial Internacional por ejemplo los astronautas reciben una dosis de radiación diez veces mayor que en la Tierra, una cifra que se eleva exponencialmente en el vacío espacial, lo que representa un mayor riesgo de sufrir cáncer y daños graves en el sistema nervioso central. La única forma de hacer frente a la radiación es utilizar escudos, blindajes y sistemas de protección en trajes y vehículos.
- Aislamiento: representa un problema a largo plazo. La misión humana que llegue a Marte debe estar preparada para hacer frente al aislamiento que supone establecerse en otro planeta. No todo el mundo está preparado para abandonar las comodidades de la Tierra y empezar a colonizar un planeta lejos de su familia y amigos. El aislamiento y el confinamiento puede acabar generando problemas importantes, como pérdida de sueño, depresión y ataques de ira. Los astronautas deben estar preparados para soportar esa realidad, y hay que establecer medidas para hacer que su estancia sea más llevadera.
- Distancia: no nos referimos al problema de la lejanía del hogar y de la pérdida de contacto con los familiares, sino al problema que representa ir a un planeta que está a una media de 225 millones de kilómetros de la Tierra. Si se produce una emergencia sería imposible llegar a tiempo y tampoco se podría producir una evacuación a nuestro planeta en cuestión de horas, cosa que sin embargo no ocurriría en una misión tripulada a la Luna.
- Gravedad: la gravedad en Marte es mucho menor a la de la Tierra (alrededor de un 38%), lo que significa que los astronautas estarán expuestos durante un largo periodo de tiempo a una fuerza de atracción que no llega a ser ni la mitad de fuerte que la de su planeta natal. Esto puede producir cambios importantes en los huesos, los músculos y en el sistema cardiovascular, además de propiciar el desarrollo de enfermedades determinadas (como la osteoporosis) y de complicar el regreso y la adaptación a la gravedad de la Tierra.
- Ambiente cerrado: una nave espacial no es sólo un hogar, también es un vehículo y requiere de una gran cantidad de mantenimientos y cuidados para que siga funcionando correctamente. Esto supone un reto al que debemos unir todo el tema de la gestión de desechos y los problemas que supone vivir en un ambiente cerrado, donde el respeto mutuo, la serenidad y el reciclaje son tan importantes que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Queda mucho camino por recorrer antes de que podamos emprender una misión tripulada a Marte, eso no admite discusión, pero en toda esta vorágine por completar la carrera hacia el planeta rojo han empezado a surgir dudas que se resumen en una simple pregunta: ¿nos queda grande una misión a Marte?