Análisis
Análisis: Dead Cells (Nintendo Switch)
Por si no fuera poco el estrés al que muchos nos enfrentamos en nuestro día a día, cada vez son más los juegos que convierten nuestro momento de relajación y ocio frente a las consolas en una nueva fuente de frustración… y lo peor de todo, es que nos encanta.
Con esta premisa os quiero presentar Dead Cells, un nuevo rogue-like del estudio indie Motion Twins, con grandes influencias de los clásicos Castlevania y Dark Souls.
No se puede decir que el juego no cuente con una historia, «controlarás un experimento alquímico fallido e intentarás descubrir qué sucede en una isla, supuestamente maldita, en constante cambio y expansión», pero la verdad es que no es uno de los puntos fuertes de este título.
Y es que además de ser poco original, como tal, el avance del juego no irá explicando nada de la historia, sino que contaremos con diversos detalles ocultos que nos ayudarán a crear nuestra propia concepción de lo ocurrido.
Progresión al estilo Rogue-Like
Como buen título de este género, no contaremos con ningún medidor de nivel fijo que nos ayude realmente a la hora hacer que la siguiente partida nos sea más sencilla, volviendo a perder el progreso acumulado cada vez que muramos.
Sin embargo, sí que iremos manteniendo un progreso, conservando algunas de las mejoras, habilidades o armas que vayamos desbloqueando, aunque estas continuarán desapareciendo y apareciendo de forma aleatoria para cada nuevo intento.
Sí es cierto que las mejoras permanentes están enfocadas para ayudarnos, como el hecho de poder mantener una parte del oro acumulado al morir, añadir nuevas opciones de armas al comienzo de cada partida, o creando y ampliando una poción de salud.
Para ello, deberemos ir reuniendo unas células que se consiguen principalmente al ir matando enemigos, o a través de depósitos que encontraremos dispersos por el mapa. Según completemos cada nivel, pasaremos a encontrarnos con el Coleccionista, uno de los personajes no agresivos que nos permitirá ir invirtiendo estas células.
Cabe decir que no dispondremos de acceso a todas las mejoras desde el comienzo del juego, las cuales deberemos ir recolectando a medida que avancemos y derrotemos a ciertos enemigos.
Aquí entrar en juego un factor estratégico: hasta qué punto nos compensa tratar de conseguir más células arriesgándonos a perderlas todas. Y es que casi por norma general, hasta la peor de nuestras partidas nos ayudará a progresar.
Distintas armas, distintas formas de pelear
Dead Cells es difícil, pero justo. De igual manera que al jugar a Dark Souls, este juego nos remarca lo obvio cuando somos derrotados, por lo que pronto la frase «¡Cuerpo Profanado!» se convertirá en vuestra coletilla más odiada.
De igual manera, se trata del mejor impulso a la hora de mantenernos jugando, ya que a diferencia de los títulos Souls, donde muchas veces el propio juego nos «obliga» a morir frente a alguno de sus jefes para «hacernos aprender», en Dead Cells los fracasos serán principalmente debido a errores humanos, aunque siempre podemos vernos sorprendidos por una trampa.
El sistema de combate es muy sencillo, contaremos con dos huecos para armas (de forma predeterminada asignados a los botones X e Y), dos espacios adicionales para artefactos como granadas, torretas o trampas (correspondientes a los botones junto a los gatillos), un botón para saltar, y una voltereta para esquivar. Si bien se trata de unos controles fáciles de entender, ya os voy avisando que os llevará algo más de tiempo dominarlos.
Sin embargo, donde realmente reside la complejidad del juego, es en el enorme catálogo de armas y habilidades especiales que tendremos a nuestra disposición, con más de 90 armas y hechizos entre los que encontraremos espadas, espadones, martillos, dagas, lanzas, arcos, ballestas, magias y más.
Y es que aparte de las diferencias obvias, como la posibilidad de atacar cuerpo a cuerpo o a distancia, además, cada arma contará con unas habilidades especiales aleatorias que pueden suponer tanto ventajas como desventajas para nuestro personaje. También podremos ir comprando «mutaciones» a modo de habilidades pasivas para nuestro personaje.
La impecable forma de poder combinar las habilidades y las armas es sin duda uno de los puntos que sacan el mayor provecho de este juego: si tienes un arco que deja rastros de aceite inflamable tras sus flechas, y a continuación usas un arma de fuego, tanto el escenario como los monstruos se verán envueltos en llamas.
Juégalo a tu manera
Al igual que cada partida de Dead Cells, cada jugador es diferente, y los desarrolladores de este título lo han tenido en cuenta. Durante todo el juego veremos un pequeño cronómetro que medirá el tiempo invertido en cada partida. Si bien este tiempo no supone nada a la hora de la jugabilidad, sí que se trata de un buen detalle para los «speedrunners».
Y es que contaremos con varias salas repartidas en los distintos mapas que irán quedando bloqueadas con el paso del tiempo, y que normalmente no incluyen más que pequeñas ventajas como cápsulas de células, objetos y oro, o alguna mejora para nuestros atributos.
También se ha tenido en cuenta a aquellos a los que les gusta explorar y completar cada mapa. Además de salas y pasadizos ocultos, para todo aquél que posea una buena vista, podremos encontrar unas runas en algunas paredes del mapa, que nos desbloquearán nuevos caminos, oro, e incluso algún arma.
Ambientación y banda sonora
Basado en una estructura 2D de arte pixel, los escenarios de Dead Cells no podrían estar mejor elaborados, ofreciendo una calidad de escenografía impecable, cargada de numerosos y pequeños detalles que logran una inmersión total al jugar. Ocurre de igual manera con la banda sonora, creada por Yoann Laulan, que no podría estar mejor integrada con el juego.
También hay que destacar el impecable trabajo de traducción del juego, que al menos para la versión española (no puedo daros una opinión fiable para el turco o el japonés), hace un uso perfecto de palabras y expresiones, sin llegar a parecer ni notarse en ningún momento que se trate de una traducción y no de que esté desarrollado principalmente en este idioma.
Pequeñas sonrisas arrancadas
Uno de los aspectos más característicos del juego son las pequeñas referencias de humor, en algunos casos algo negro, que podremos ir encontrando a lo largo de Dead Cells.
Desde el menú de opciones, donde podremos elegir el tipo de comida que aparecerá durante la partida, con opciones como alimentación carnívora, vegetariana, estilo Castlevania o «Baguette», consistiendo esta última en distintas barras de pan o surtidos de bollería como croissants (una burlona referencia al tópico sobre los franceses).
También nos encontraremos con otras perlitas durante el juego, principalmente al interactuar con los elementos investigables del mapa, y algunos de los secretos que desvelan el trasfondo del juego.
Uno de los gags más ocurrentes que me he encontrado se produce en una de las transiciones entre fases, cuando observamos la piedra de pulir donde mejoramos todas nuestras armas, en la que el personaje me leyó la mente: «no se me ocurre cómo se puede ‘volver a forjar’ una granada o un arco con una herramienta así«.
Conclusiones: Dead Cells es un reto
Quizás algunos de vosotros ya habíais jugado a Dead Cells en su versión de acceso anticipado para PC, pero sin duda la versión final del juego merece la pena volver a ser re-jugada. Y es que además de pulir muchos bugs y mejorar enormemente su rendimiento, el juego ha implementado nuevos contenidos.
No obstante aún quedan algunos detalles mejorables, como algunas builds que resultan algo desequilibradas y dejan el juego demasiado fácil. Si hay un detalle negativo que destacaría, sería la sensación de repetición en muchas de las estructuras de los niveles, faltándome un mayor grado de aleatorización.
Dirigido a los fans del género rogue-like, a los amantes de los clásicos Castlevania, a los «masoquistas» de Dark Souls, o a cualquiera que busque un juego que le suponga un reto real. Dead Cells es un juego muy recomendable para cualquiera de sus plataformas, ya que, además de su versión de Switch que hemos analizado, se encuentra disponible para PC (compatible con Windows, Mac y Linex), Ps4 y Xbox One.
Actualmente su precio para Switch está en 24,99 euros para su versión digital a través de la Nintendo e-Shop, 29,99 euros para su versión física, y una anunciada edición especial por 45 euros (disponible a través algunos distribuidores del merch oficial del juego), que contendrá, además de una copia del juego completo, un libro de arte de tapa dura de unas 60 páginas, un pin metálico, una caja exclusiva con una portada diferente y en relieve, la banda sonora, y una tarjeta única y numerada con las firmas digitales de los desarrolladores.
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