Memoria RAM con refrigeración líquida: ¿marca alguna diferencia?

La memoria RAM es un componente fundamental en cualquier PC. De ella depende el rendimiento en general y también la posibilidad de ejecutar o no diferentes aplicaciones.

Como os hemos dicho en artículos anteriores este componente se puede dividir en dos grandes claves:

• Cantidad de memoria que tenemos: de ello depende que podamos ejecutar determinadas aplicaciones. Por ejemplo si un juego requiere 8 GB y tenemos 4 GB no podremos ejecutarlo.
• Velocidad de la memoria RAM: es un aspecto secundario (importa más la cantidad) pero si no llegamos a un mínimo concreto experimentaremos perdidas de rendimiento y tirones.

Con la llegada de memorias RAM cada vez más rápidas los fabricantes han optado por utilizar sistemas de disipación pasiva que evitan que los chips puedan alcanzar temperaturas elevadas. En la mayoría de los casos nos encontramos con revestimientos en metal que hacen contacto con los chips de memoria y ayudan a distribuir el calor por su superficie evitando su acumulación.

El resultado que ofrecen esos sistemas de disipación es bueno, pero ADATA ha querido ir un paso más allá y ha anunciado memorias con refrigeración líquida integrada que además vienen con un toque de iluminación LED RGB. Sí, ya sabemos que es algo que no puede faltar en componentes gaming y que sigue generando un gran interés entre los consumidores, así que no podemos culpar a los fabricantes de aprovechar esa realidad.

En Hardware Unboxed han querido comprobar hasta qué punto ese sistema de refrigeración líquida puede marcar una diferencia real frente a un kit de memoria RAM estándar con los habituales disipadores pasivos en metal, y los resultados son muy claros.

La memoria de ADATA con refrigeración líquida ofrece una mejora mínima frente a la alternativa de G.SKILL con disipador pasivo en metal (entre uno y dos grados menos). Esto quiere decir que dicho tipo de refrigeración es totalmente innecesaria en un componente como la memoria RAM.