Análisis
Análisis de la APU Ryzen 3 2200G; el valor del equilibrio
El pasado mes de febrero AMD anunció oficialmente sus nuevas APUs Raven Ridge con CPU Ryzen y GPU Radeon RX Vega, una nueva generación que llegaba cargada de promesas y sobre la que ya os hemos hablado en noticias anteriores. Teníamos pendiente un análisis propio y hoy vamos a empezar por la APU Ryzen 3 2200G, el modelo más económico de los dos que ha lanzado la firma de Sunnyvale.
Como de costumbre daremos un repaso a las claves más importantes de esta nueva generación, veremos las especificaciones completas de la APU Ryzen 3 2200G y repasaremos su rendimiento a nivel CPU y GPU, así como sus consumos y sus temperaturas para poder ofreceros un artículo completo que concluirá con un análisis del valor que ofrece tanto en potencia bruta como en relación precio-prestaciones.
Antes de empezar queremos dar las gracias a AMD por enviarnos todas las muestras necesarias y por permitirnos hacer nuestro trabajo sin prisas y de forma totalmente libre. Sin más empezamos, poneos cómodos.
Zen y Vega unidas para crear APUs de última generación
Para dar forma a las APUs Raven Ridge AMD ha apostado por unir sus dos arquitecturas de última generación dentro del sector CPU y GPU de consumo general; Zen y Vega. Esto supone una evolución importante frente a las soluciones anteriores.
La APU Ryzen 3 2200G viene con una CPU Zen de cuatro núcleos y cuatro hilos que cuenta con todos los avances a nivel de IPC que vimos en los procesadores Ryzen serie 1000, lo que significa que mejoran en hasta un 52% el rendimiento de los procesadores Excavator de las generaciones anteriores (último derivado de Bulldozer).
Por lo que respecta a la GPU también nos encontramos con una mejora importante. La generación anterior (APUs serie 9000) está basada en la arquitectura GCN (Graphics Core Next) de tercera generación mientras que la APU Ryzen 3 2200G cuenta con una unidad gráfica basada en la arquitectura GCN de quinta generación.
Todo esto se traduce en un mayor rendimiento y en el soporte de tecnologías más avanzadas, sobre todo cuando hablamos de DirectX 12 y Vulkan, pero además debemos tener en cuenta que está fabricada en proceso de 14 nm, un salto muy grande frente a los 28 nm de las APUs Bristol Ridge. Esto tiene efectos positivos en el consumo y en las temperaturas de trabajo, como veremos más adelante.
Antes de profundizar en las características más importantes de esta nueva APU vamos a recordar sus especificaciones completas para tener una base clara sobre la que ir desarrollando:
- CPU con 4 núcleos y 4 hilos a 3,5 GHz-3,7 GHz, modo normal y turbo.
- 6 MB de caché (4 MB de caché L3 y 2 MB de caché L2).
- GPU Radeon RX Vega con 512 shaders a 1.110 MHz.
- Soporte hasta 64 GB de memoria DDR4 a 3.200 MHz.
- TDP de 65 vatios.
- Socket AM4.
- Soporta overclock.
- Precio recomendado: 97,50 euros.
Una mirada a fondo; arquitectura y particularidades
Como hemos comentado la APU Ryzen 3 2200G tiene un procesador basado en la arquitectura Zen. Ya hemos explicado lo que esto supone en términos de rendimiento bruto frente a la generación anterior, pero en este artículo vamos a profundizar para contaros todas sus claves.
El procesador está formado por una única unidad CCX con cuatro núcleos activos, un cambio importante frente a los Ryzen serie 1000, que en todas sus configuraciones utilizan dos unidades CCX con cuatro núcleos cada una (ocho en total) sobre las que se van deshabilitando núcleos en diferentes cantidades para crear procesadores de cuatro, seis y ocho núcleos.
En la imagen superior podéis ver la estructura interna del chip. Al ser una APU tanto CPU como GPU comparten el encapsulado y dentro del mismo podemos ver también el controlador de memoria, que está ubicado en la parte superior.
La arquitectura Zen se ha aplicado siguiendo las mismas claves en general, aunque hay particularidades a nivel de estructura interna como hemos visto y también hay otras dos claves que no debemos pasar por alto. En primer lugar tenemos la reducción de la memoria caché L3 a 4 MB, una reducción importante frente a los 8 MB de caché L3 que tienen los Ryzen 3 1200 y 1300X. Esto quiere decir que su rendimiento bruto a nivel CPU será ligeramente inferior al de aquellos, y como indicamos se debe a la presencia de una única unidad CCX.
En segundo lugar hay que recordar que Raven Ridge viene limitada a 8 líneas para el conector gráfico PCIE (16 líneas en Ryzen serie 1000). Esto significa que el segundo puerto PCIE para montar un SLI o un CrossFire que traen las placas base con chipset X370 no funcionará, pero la buena noticia es que al usar una tarjeta gráfica dedicada la pérdida de rendimiento por esa reducción de líneas es marginal.
La imagen que acompañamos justo debajo de este artículo nos muestra las tecnologías fundamentales que acompañan al procesador Zen incluido en Raven Ridge, entre las que podemos destacar Precision Boost de segunda generación; que mejora la frecuencia de trabajo de los núcleos de la CPU de forma inteligente, y XFR de segunda generación, que permite mejorar la velocidad de trabajo utilizando soluciones de refrigeración más potentes.
Saltamos ahora a hablar de la GPU. La APU Ryzen 3 2200G cuenta con una unidad gráfica Radeon RX Vega 8 que cuenta con las siguientes especificaciones:
- 512 shaders en proceso de 14 nm (GCN de quinta generación) a 1.110 MHz.
- 32 unidades de textura.
- 8 unidades de rasterizado.
- Bus de 128 bits con memoria RAM en doble canal.
- Potencia bruta de 1,26 TFLOPs.
Al ser una solución de última generación basada en la arquitectura Vega de AMD ofrece un excelente soporte de Vulkan y de DirectX 12, y además cuenta con funciones avanzadas y mejoras entre las que podemos destacar el nuevo motor de shaders primitivos; que mejora los ciclos de trabajo con altas cargas de geometría, y Rapid Packed Math, que permite trabajar de forma eficiente con precisión media (FP16) para reducir la carga en aquellos elementos en los que no sea imprescindible la precisión simple (FP32).
En conjunto vemos que Raven Ridge es un importante salto cualitativo y cuantitativo, ¿pero hasta qué punto se deja notar esto en juegos? Vamos a verlo a continuación.
Equipo de pruebas y rendimiento
En nuestras pruebas hemos utilizado directamente los componentes que nos ha enviado AMD, incluido el ventilador de stock que acompaña a las APUs Raven Ridge. Creemos que esto hace que los resultados de las pruebas sean realistas y ofrezcan una visión clara del valor que ofrecen «sin aditivos».
Esta es la configuración que hemos utilizado en nuestro equipo de pruebas:
- APU Ryzen 3 2200G; CPU con 4 núcleos y 4 hilos a 3,5 GHz-3,7 GHz y GPU Radeon RX Vega 8 con 512 shaders a 1.110 MHz.
- 16 GB de memoria RAM G.Skill FlareX DDR4 3200 PC4-25600 con latencias CL14 en dos módulos de 8 GB cada uno.
- Placa base MSI B350I AC Pro actualizada a la última BIOS disponible.
- Ventilador Wraith Stealth, modelo de referencia incluido con la APU.
- SSD Samsung Evo 850 de 500 GB.
- Windows 10 Pro de 64 bits.
- Todos los controladores actualizados a la última versión disponible.
- Fuente de alimentación Tacens Valeo V 700W.
Antes de pasar a ver las pruebas de rendimiento creemos que es imprescindible recordar un par de cosas. La primera es que las APUs Raven Ridge son compatibles con las placas base actuales basadas en chipsets A320, B350 y X370, pero deben estar actualizadas a la última BIOS disponible o de lo contrario el equipo no arrancará.
La segunda es que la GPU de dichas APUs recurre a la memoria del sistema y la utiliza como memoria gráfica. Esto significa que una parte de la RAM será utilizada como VRAM y que por tanto debemos contar con al menos 8 GB para una buena experiencia. El ancho de banda dependerá de la configuración de la misma, de manera que debemos apostar por el doble canal para conseguir un bus de datos de 128 bits y por utilizar memorias con la mayor frecuencia posible para extraer todo su potencial.
Por lo que respecta a la configuración de la memoria reservada a la GPU (se puede cambiar a través de la BIOS) os recomendamos que la dejéis en 64 MB, ya que el equipo gestiona de forma inteligente el uso de la misma y no es necesario modificar nada.
Dicho esto pasamos a ver las pruebas de rendimiento en juegos utilizando la GPU Radeon RX Vega 8 integrada.
Pruebas en resolución 720p (1.280 x 720 píxeles)
Es lo que podemos considerar como resolución HD, un estándar bastante asequible a día de hoy que todavía puede dar mucho de sí en monitores de pequeño tamaño. Sin duda es la resolución en la que más cómoda se encuentra la APU Ryzen 3 2200G.
Los resultados reflejan la tasa media de fotogramas por segundo de tres soluciones gráficas distintas; Vega 8, Intel HD 630 y GeForce GT 1030.
Como podemos ver la APU Ryzen 3 2200G ofrece un buen nivel de rendimiento en resoluciones 720p, tanto que en todas las pruebas tenemos margen suficiente para subir el nivel calidad a «medio» sin temor a bajar de los 30 FPS.
Supera de largo a la Intel HD 630 y en ocasiones logra posicionar muy cerca de la GeForce GT 1030 de NVIDIA.
Pruebas en resolución 1080p (1.920 x 1.080 píxeles)
Es lo que podemos considerar como resolución FHD, un estándar bastante exigente para la mayoría de soluciones gráficas integradas. Esto quiere decir que es un reto para importante para la GPU Radeon RX Vega 8 de la APU Ryzen 3 2200G.
Los resultados reflejan la tasa media de fotogramas por segundo de dos soluciones gráficas distintas; Vega 8 y GeForce GT 1030. Hemos eliminado la Intel HD 630 porque no fue capaz de ofrecer una tasa media aceptable en ninguno de los juegos.
Si mantenemos los niveles de calidad en «bajo» podremos jugar sin problemas a casi cualquier título actual con la APU Ryzen 3 2200G. Hay casos concretos en los que podemos subir los ajustes a calidad media, aunque todo dependerá de las exigencias de cada título en concreto y de su optimización.
Temperaturas, consumo y overclock
Tras ver los resultados de rendimiento nos toca echar un vistazo al consumo, a las temperaturas de trabajo y al overclock, tres valores clave que nos aportarán la información que necesitamos para terminar el análisis.
El overclock es muy sencillo gracias a la herramienta Ryzen Master y las memorias han funcionado sin problemas a sus frecuencias y latencias de fábrica (3,2 GHz y CL14). Aunque tenemos constancia de que el límite de la APU Ryzen 3 2200G es de 4 GHz en al CPU y de 1.600 MHz en la GPU no hemos podido llegar a estos valoras manteniendo unos niveles de voltaje y de temperatura seguros para un uso continuado, así que hemos tenido que quedarnos en 3,9 GHz en la CPU (1,39 V) y 1.400 MHz en la GPU.
Esto ha incrementado las temperaturas y el consumo, pero se mantienen dentro de límites aceptables y nos permiten disfrutar de una mejora de rendimiento notable que ronda el 21% de media. Lo dicho se traduce en un aumento de entre 3 y 10 FPS dependiendo de cada juego en concreto.
Notas finales y valoración
AMD cerró 2017 con unos resultados excelentes y debo decir que ha arrancado 2018 con buen pie. La APU Ryzen 3 2200G es una muestra de trabajo bien hecho en todos los sentidos, ya que ofrece un buen rendimiento tanto a nivel CPU como GPU, tiene un precio muy económico, soporta overclock, consume muy poco y tiene unas temperaturas muy buenas incluso con el ventilador de referencia. Esto quiere decir que está lista para dar lo mejor de sí sin añadidos y sin complicaciones.
En términos de rendimiento es una solución muy sólida para jugar en resoluciones 720p e incluso en 1080p si reducimos los niveles de calidad, y gracias a su CPU de alto rendimiento puede mover incluso tarjetas gráficas de alto rendimento sin generar un cuello de botella importante, lo que significa que en caso de que necesitemos ampliar en un futuro no necesitaremos comprar un procesador nuevo salvo en casos extremos.
No hay duda de que estamos ante una solución que obviamente tiene sus carencias, como el tema del PCIE a x8 y su alta dependencia de la calidad y velocidad de la memoria RAM del equipo, pero ofrece un gran valor por cada euro que cuesta y es una buena opción para montar un PC gaming de bajo presupuesto.
Cosas positivas
- Buen rendimiento a nivel CPU.
- Buen rendimiento en 720p; rendimiento aceptable en 1080p.
- Precio asequible.
- Buenas temperaturas de trabajo.
- Bajo consumo.
- Fácil de overclockear.
Cosas negativas
- Algunos juegos concretos se le atragantan cuando jugamos a 1080p.
- Requiere una memoria de alto rendimiento para dar lo mejor de sí. Esto encarece el coste del montaje.
- Limitado a PCIE x8.
- Overclock modesto con el disipador de casa.
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