Core i7 2600K frente a Core i7 8700K; siete años de evolución

El Core i7 2600K fue en 2011 el tope de gama de Intel para consumo, un procesador que gracias al cambio de arquitectura (Sandy Bridge) ofrecía un aumento de rendimiento muy importante frente a la generación anterior manteniendo el proceso de 32 nm.

Su (todavía) alto IPC, sus cuatro núcleos y ocho hilos funcionando a 3,4 GHz-3,8 GHz (modo normal y turbo) y su multiplicador desbloqueado le permiten ofrecer un rendimiento fantástico, tanto que aún es capaz de mover sin problemas cualquier juego actual y se mantiene como una solución muy capaz.

Durante los siete años posteriores Intel al lanzamiento del Core i7 2600K Intel mantuvo una estrategia muy conservadora en la que siguió el estándar de los cuatro núcleos y ocho hilos. Esto supuso que las mejoras se limitaban a un aumento de la frecuencia de reloj, del IPC (en las series Core 4000 y 6000) y una reducción de proceso de fabricación (en las series Core 3000 y 5000).

Con el lanzamiento de los Core i7 8700K Intel ha introducido por fin un cambio muy importante, ya que se ha decidido a elevar el total de núcleos a seis y los hilos a doce, lo que convierten a este procesador en el más potente del gigante del chip lanzado hasta la fecha en su gama de consumo general.

La diferencia entre ambos es clara; el Core i7 8700K tiene dos núcleos y cuatro hilos más, trabaja a 3,7 GHz-4,7 GHz (modo normal y turbo), tiene mayor IPC (tres generaciones por encima) y está fabricado en proceso de 14 nm++, ¿pero qué supone esto en la práctica?

Gracias a Hardware Unboxed hemos podido comprobarlo en un interesante vídeo que enfrenta a ambos procesadores y los resultados son muy interesantes. El Core i7 8700K es mucho más potente que el Core i7 2600K, pero éste demuestra que todavía rinde a un gran nivel y gracias al overclock es capaz de quedar cerca de soluciones actuales como el Core i5 7600K.