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La formación de galaxias podría estar controlada por agujeros negros supermasivos

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Científicos y expertos han sospechado desde hace tiempo que los agujeros negros supermasivos afectan de una u otra forma a la formación de galaxias, una idea que tiene sentido como veremos a continuación.

Un nuevo estudio publicado esta semana en The Astrophysical Journal señala que los expertos podrían haber encontrado las claves detrás de esa posible vinculación entre los agujeros negros supermasivos y la formación de galaxias.

Dicho estudio ha sido dirigido por Shelley Wright, una profesora de física en la Universidad de California situada en San Diego, quien gracias al apoyo de su equipo descubrió que los vientos generados por estos objetos estelares energéticos soplan a través de toda la galaxia y afectan a la formación de sus estrellas.

Para llegar a esta conclusión Wright y su equipo estudiaron un agujero negro supermasivo contenido dentro de un cuásar en el centro de una galaxia llamada 3C 928, que está a más de 9.000 millones de años luz de distancia de nuestro sistema solar.

Echar un vistazo a ese agujero negro supermasivo es casi como lanzar una mirada al universo temprano, y permite a los expertos hacerse una idea de cómo podría haber sido nuestra galaxia mientras se encontraba en su proceso de formación.

Cuando los científicos estudian las galaxias que están más cerca de nosotros se dan cuenta de que la masa de la galaxia está estrechamente relacionada con la masa del agujero negro supermasivo que se encuentra ubicado en una posición céntrica dentro de la misma.

Sin embargo este caso no se repitió con esa galaxia a la que hicimos referencia. La misma es mucho más joven que otras que también fueron objeto de estudio es mucho menos masiva de lo que debería ser, de nuevo siguiendo esa relación de masa que presenta su agujero negro supermasivo.

¿Cómo se explica entonces esto? Pues muy sencillo, los expertos creen que ese agujero negro supermasivo ocupaba esa posición mucho antes de que se formara la galaxia, y que una vez que se inició el nacimiento de la misma éste controló totalmente su evolución.

Esto supone en definitiva que la energía de un cuásar (un agujero negro supermasivo rodeado por un disco de acreción luminosa de gas y polvo) puede controlar no sólo la formación de galaxias sino también el crecimiento de las mismas.

Comprender cómo se formó nuestro universo desde sus orígenes y por qué creció de la manera en que lo hizo es uno de los grandes desafíos que enfrentan los expertos a día de hoy, pero gracias a investigaciones como está avanzamos paso a paso.

Más información: Keck Observatory.

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