Análisis Assassin’s Creed: Origins (Xbox One S)
Vuelta a los orígenes. Es lo que ha querido hacer Ubisoft con Assassin’s Creed. Y no sólo porque la nueva aventura de la hermandad de los asesinos tenga como escenario el antiguo Egipto, sino porque de alguna forma, en «Assassin’s Creed Origins» la firma francesa plantea un reboot de la franquicia en toda regla: estrena modo de juego y todo un mundo abierto que deberemos explorar.
Tras la irregular acogida que habían tenido algunas de las últimas entregas de la saga, Ubisoft ha demostrado que no se ha olvidado cómo hacer bien las cosas. Y sí, a los fans de Assassin’s les ha costado tener que digerir más de un año de espera, pero como veremos a continuación, el resultado en muchos apartados de este título, es excepcional.
Bayek el protector
En «Assassin’s Creed Origins» nos encontramos bajo el reinado de Ptolomeo XII, en el año 49 antes de Cristo. Encarnamos a Bayek de Siwa, antiguo Medjay (protector de faraones) que tras un forzoso destierro vuelve a su pueblo natal para desde allí, luchar contra la injusticia que supone el nuevo orden imperial y de paso, saldar algunas cuentas.
El argumento principal del juego explora en primer lugar la propia historia personal de Bayek: la relación con su familia, sus amigos y especialmente con su esposa Aya. De forma paralela sin embargo, encontramos cuadros de la historia del antiguo Egipto, a la que se asoman personajes como Cleopatra, Julio César o Pompeyo, protagonistas de uno de los periodos más convulsos del periodo helenístico (332–30 a. C.).
Si bien el hilo argumental arranca con mucha fuerza, a medida que se suceden las misiones va perdiendo potencia. Entre otras cosas porque hablamos de una misión principal de unas 50 horas, con lo que técnicamente resulta muy difícil mantener un nivel narrativo que siempre brille a gran altura. Con todo, en nuestra opinión las luces superan a las sombras y si es cierto que hay momentos confusos o que no aportan mucho, también lo es que hay secuencias estupendamente guionizadas y con un gran sentido dramático.
Pero si la historia principal es interesante, son las pequeñas historias secundarias las que dan más fuerza a este juego. Sí, las hay por supuesto que son puramente de «recadero» (proteger a alguien, buscar algo, etc.) pero hay muchas que en sí mismas son ricas en contenido y le dan una gran presencia horizontal a lo nuevo de Ubisoft.
Menos interesantes son sin embargo, ciertos saltos temporales que nos llevan al presente, a ese «animus» que ya vimos en otras entregas de la saga, pero que no aportan demasiado al conjunto del juego.
Mundo abierto y nuevo modo de juego
«Assassin’s Creed: Origins» no sólo estrena un mundo abierto, sino que ese mundo es enorme: casi inabarcable. Los números hablan: 28 misiones principales y 81 misiones secundarias. A esto hay que sumarle el hecho que deberemos asaltar transportes para conseguir materiales, cazar animales para obtener pieles, competir en carreras de cuádrigas, resolver acertijos en papiros, destruir monumentos, descubrir tumbas, asaltar fortalezas o tomar parte en combates de gladiadores. Tanto por hacer que si de verdad queremos implicarnos en el juego, estamos ante un título que supera las 100 horas.
La segunda gran novedad es un modo de juego RPG que cuenta con todos sus elementos clásicos: nivel y puntos de experiencia, reunir materiales para fabricar armas, árbol de habilidades, etc. De alguna forma, en Origins el universo Assassins Creed toma elementos prestados de juegos como «The Witcher 3: Wild Hunt» y en menor medida de «Skyrim» y aunque el sistema de juego no es especialmente novedoso en este aspecto, lo cierto es que le sienta bastante bien.
Además de controlar a Bayek, el jugador cuenta con la inestimable ayuda de Senu, águila a la que podemos llamar durante en el transcurso de una misión y que nos ayudará a localizar nuestros objetivos. La idea, curiosa en su concepción, funciona regular. Sobre todo porque el control mismo de Senu, no es sencillo. «Obligarle» a realizar giros en el aire, que explore la zona exacta que queremos sobrevolar, etc. se convierte en ocasiones más en un ejercicio tedioso que en algo con lo que realmente disfrutar. Pese a ello, el título gana con esas «vistas a ojo de pájaro» que muestran hasta qué punto se ha trabajado el aspecto gráfico en este título.
A la hora de enfrentarnos al juego, Origins nos propone tres niveles de dificultad. En el intermedio, el apropiado para la mayoría de los jugadores destaca como no podía ser de otra forma, por su alto grado de jugabilidad, pero también por una dificultad menor a la esperada. En este sentido si nuestro personaje tiene el mismo nivel (o superior) al de la misión a la que se enfrenta, superarla con éxito a la primera no entraña demasiadas dificultades. Sólo si nos atrevemos con misiones para las que teóricamente no estamos preparados (nos lo indica el mismo juego en el indicador de la misión) vamos a enfrentarnos a esos desafíos en los que moriremos varias veces antes de dar con la solución adecuada.
Sí ha mejorado en cambio la I.A de nuestros adversarios, obligándonos a tener que tomar decisiones estratégicas. «Assassin’s Creed: Origins» dice adiós a esos enemigos que esperan pacientemente a su turno para atacarnos y ahora, se coordinan, aprenden de nuestros errores y nos atacan en grupo. Esto nos obliga a tener que actuar con inteligencia (no valen ya los combates a campo abierto porque sí) y a aprovechar lo que nos puede ofrecer el terreno.
Gráficos y apartado sonoro
«Assasin’s Creed: Origins» fue uno de los títulos que Microsoft escogió para demostrar las posibilidades de su Xbox One X en la pasada E3. No fue por casualidad. El juego es un auténtico espectáculo para los sentidos. Incluso en su versión para la generación anterior (en nuestro caso una Xbox One S), destaca por una calidad gráfica y una ambientación que le sitúan medio peldaño por encima de muchos otros títulos triple A.
Pero más allá de la potencia gráfica, lo que encanta de este juego es cómo se ha recreado a toda una civilización hasta el último detalle: desde las grandes pirámides a los templos, desde las granjas a las carreteras polvorientas. Para alguien que haya visitado Egipto o que le interese el mundo del Egipto antiguo, la experiencia se disfruta aún más, ya que el propio escenario en el que se mueve Bayek se convierte en un personaje más. Como ya hemos apuntado a la hora de hablar del guión, en este apartado también podemos hablar de un juego muy «cinematográfico», que mezcla el juego en sí mismo, con todos esos escenarios que hemos visto en cientos de películas.
Al final cuando analizo un juego, en el apartado gráfico más que adentrarme en cuestiones muy técnicas, prefiero dejarme arrastrar por sensaciones. ¿Qué despierta en mí esa propuesta visual? ¿Cómo respondo yo a lo que se me plantea a nivel de imágenes? Y aquí, lo repito una vez más, Ubisoft ha dado en el blanco. Sencillamente espectacular.
En el apartado sonoro, el buen doblaje al castellano del juego consigue cerrar el círculo. Y no, no va a ser este un título que recuerde por su impresionante banda sonora. Pero cumple. No esperéis encontrar su «lista de temas» en Spotify (moda a la que cada vez se apuntan más estudios), pero desde luego, no desentona.
Conclusiones
«Assasins’s Creed: Origins» va ser recordado como uno de los grandes títulos lanzados en 2017. Tanto por su planteamiento original como por el enorme calidad gráfica y su alta jugabilidad, estamos ante un juego que entrega decenas de horas de diversión que no caen en el terreno «repititvo» que observamos en otros juegos de tipo sandbox.
El desarrollo de la historia principal, sin ser brillante, entrega momentos bien guionizados y narrados, que se asoman a algunos de los periodos históricos más interesantes de la humanidad. Sin embargo es en la calidad de muchas de sus misiones secundarias donde encontramos la auténtica riqueza de un título que siempre nos invita a explorar más.
Si algún pero hay que ponerle, tal vez nos hubiese gustado una mayor complejidad a la hora de superar las misiones, además de evitar esos momentos superfluos que nos llevan al presente y que no aportan prácticamente nada al conjunto del juego. En definitiva, todo un regalo para los fans de la saga y una gran puerta de entrada para los que nunca hayan tratado antes con la hermandad de los asesinos.