Que no te engañen; claves para elegir bien un procesador
El procesador es uno de los componentes más importantes de cualquier PC ya que de él depende el rendimiento general del equipo, su vida útil y en general las aplicaciones y juegos que podremos ejecutar de forma óptima.
La elección de dicho componente puede ser muy complicada y es comprensible. Actualmente hay una gran cantidad de modelos y de generaciones en el mercado y es fácil perderse entre tanta oferta, pero debemos tener mucho cuidado ya que una mala elección puede arruinar totalmente una configuración.
Por otro lado también hay que tener en cuenta la elección del procesador del equipo determina al mismo tiempo la plataforma que vamos a utilizar, y esto tiene efectos en las posibilidades de ampliación y en la vida útil del equipo.
En MC somos conscientes de todo esto y por ello hemos decidido hacer esta guía siguiendo el enfoque de este otro artículo dedicado a tarjetas gráficas, uno de lo que más ha gustado entre nuestros lectores.
Como siempre esperamos que os sea útil y si tenéis cualquier duda podéis dejarla en los comentarios.
1-Piensa qué uso vas a dar al equipo
Es lo primero que debes tener en cuenta antes de decantarte por un procesador concreto, ya que no es lo mismo montar un PC que vas a utilizar para jugar a títulos actuales que uno dedicado a ofimática, a contenidos multimedia o a aplicaciones exigentes que puedan aprovechar un alto grado de paralelizado (muchos núcleos e hilos).
En este sentido si tu idea es montar un PC para juegos debes buscar como mínimo procesadores de cuatro núcleos físicos, como los Ryzen 3 1200 de AMD o los Core i5 7400-Core i3 8100 de Intel.
La mayoría de los juegos actuales no aprovechan más de cuatro núcleos aunque hay algunas excepciones puntales, así que si tu presupuesto te lo permite no sería mala idea optar por un procesador con cuatro núcleos y ocho hilos o seis núcleos y doce hilos, siempre que puedas mantener una configuración equilibrada.
Por contra si vas a utilizar el PC para multimedia y ofimática te bastará con cualquier procesador actual de doble núcleo, ya que no son tareas exigentes que requieran de una alta potencia de procesador. Así un simple Celeron G3900 o un A6-9500 serán más que suficiente.
Finalmente en caso de que vayas a utilizar aplicaciones profesionales exigentes y capaces de aprovechar procesadores con un alto conteo de núcleos es recomendable que intentes llegar al punto óptimo más alto que te permita tu presupuesto.
Te lo explicamos con un ejemplo; si una aplicación puede aprovechar hasta 12 núcleos y puedes permitirte una CPU de cuatro núcleos y ocho hilos o una de seis núcleos y seis hilos debes apostar por ésta última.
Ten en cuenta que en la mayoría de los casos es mejor un procesador con más núcleos reales y menos hilos que otro con menos núcleos reales y más hilos.
-Consejo: Procesadores como el Ryzen 3 1200 nos permiten jugar a cualquier título actual sin problemas y aprovecha tarjetas gráficas de gama alta con una inversión mínima. Su precio es de 96,95 euros.
2-No te ciegues con las frecuencias de trabajo y los núcleos
Desde los inicios de la informática de consumo general arrastramos una tendencia a dejarnos llevar por la frecuencia de trabajo a la hora de valorar el rendimiento de un procesador, una realidad a la que se unió el conteo de núcleos con la llegada de los procesadores Core 2 Duo-Core 2 Quad y Athlon 64 X2-Phenom.
Tener más núcleos no asegura siempre un mayor rendimiento por una razón muy simple, y es que para ello es necesario que las aplicaciones que vamos a utilizar sean capaces de aprovechar todos los núcleos del procesador.
De nuevo os damos un ejemplo para entenderlo mejor. Si montas un PC para ofimática y multimedia y decides equipar una CPU de seis núcleos realmente no notarás una diferencia real frente a un equipo con un procesador de doble núcleo y la razón es sencilla, lo que vas a ejecutar no es capaz de aprovecharla.
Si tienes un procesador muy potente pero no vas a aprovecharlo en tu día a día habrás hecho una compra innecesaria, un error que te habrá hecho malgastar dinero.
Con respecto a las frecuencias de trabajo es importante tener claro que tampoco son lo más importante, ya que un procesador actual siempre ofrecerá un rendimiento mayor al de otro de generaciones anteriores aunque funcione a menor velocidad, una máxima que se cumple en la mayoría de los casos.
-Consejo: Los procesadores de generaciones antiguas, como los FX de AMD, ofrecen un rendimiento inferior al de los modelos actuales (Ryzen) incluso en las versiones que cuentan con el doble de núcleos y con una mayor frecuencia de trabajo.
3-Piensa si vas a hacer overclock
La posibilidad de hacer overclock ayuda a alargar la vida útil de un procesador y afecta en general a todo el equipo, ya que de dicho componente depende directamente el potencial que puede desplegar por ejemplo la tarjeta gráfica y la posibilidad de subir la frecuencia de la RAM.
Sus ventajas pueden llegar a ser muy grandes, de hecho basta pensar en lo bien que ha envejecido el Core i5 2500K funcionando a 4 GHz+ para darse cuenta de ello, pero debemos tener en cuenta que para hacer overclock tendremos que hacer una mayor inversión.
En el caso de Intel los procesadores serie K son los únicos que permiten un overclock real. Estos son más caros, vienen sin disipador y sólo nos dejan elevar las frecuencias de trabajo cuando se instalan en placas base de gama media o alta con un chipset determinado.
Todo ello implica un sobrecoste que en algunas ocasiones podríamos aprovechar para ir directamente a por un procesador superior o a por una tarjeta gráfica más potente, así que tenedlo muy en cuenta antes de decidir.
En el caso de AMD los procesadores Ryzen ofrecen un planteamiento más sencillo y más económico, ya que todos soportan overclock, la mayoría incluyen un disipador bastante capaz y además no es necesario acompañarlos de una placa base con chipset de gama alta, ya que podemos sacarles el máximo partido con una solución de gama media.
-Consejo: El overclock sólo tiene sentido en equipos que van a mover juegos y aplicaciones exigentes, así que olvídate de él en equipos para ofimática y multimedia ya que no tendrá razón de ser.
4-Ten en cuenta el resto de especificaciones de tu equipo
Un buen PC debe de esta debidamente equilibrado, un principio general que debemos aplicar a todos los componentes. En el caso del procesador los equipos para ofimática y multimedia pueden funcionar sin problemas con un procesador de 30, 40 o 50 euros, pero no tiene sentido invertir más.
En el caso de los equipos para juegos lo ideal es buscar un equilibrio adecuado con la tarjeta gráfica, ya que junto con la RAM será el binomio más importante a la hora de disfrutar de una experiencia óptima.
Si hemos elegido una tarjeta gráfica de gama media o baja, como las Radeon RX 560 o GTX 1050, no tiene sentido montar un procesador de más de 100 euros. Aprovecharíamos más la diferencia de dinero con un procesador de 180 euros si esos 80 euros los invirtiésemos en una tarjeta gráfica superior.
Por lo que respecta a los equipos para aplicaciones de alto rendimiento con cargas de trabajo paralelizadas lo ideal es buscar el modelo con mejor relación precio-prestaciones, esto es, no tenemos que ir directamente a por el modelo más caro sino a por el más equilibrado.
-Consejo: No es necesario un procesador de 400 euros para mover bien una tarjeta gráfica potente como la GTX 1080 TI o Radeon RX Vega 64. Un Core i5 7500 o un Ryzen 5 1600 son suficiente para sacarle partido y rondan los 200 euros.