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Vuelven los 80 ¡No a las nucleares!
El anuncio del cierre definitivo e irrevocable de la central nuclear de Garoña, ha sido una de las noticias político-económicas de la semana en España. Al tiempo, desde Estados Unidos ha llegado otro anuncio aún más importante para el sector, la paralización definitiva de los dos reactores que se estaban construyendo en Carolina del Sur en lo que The New York Times califica como un duro golpe para el futuro de la energía nuclear.
Era la época de la ‘movida’ en España cuando miles de jóvenes «rebeldes» salíamos a las calles bajo el grito de guerra de «No a las nucleares» y el correspondiente pin colgado en la camiseta. Tres décadas después y a tenor de las informaciones publicadas, son las propias compañías energéticas las que parecen dar continuidad al lema, por motivos económicos.
Garoña
La central de Garoña, la segunda más antigua en España, paró provisionalmente el reactor en diciembre de 2012, desacoplándose de la Red Eléctrica para proceder al vaciado del combustible de la central. La decisión fue tomada por la dirección de la empresa (Endesa e Iberdrola) sobre la base de criterios económicos, según se anunció.
A comienzos de 2017, el Consejo de Seguridad Nuclear (siempre a favor del lobby energético) emitió un informe favorable para su reapertura bajo una serie de condiciones e instrucciones técnicas, lo que permitiría su actividad hasta 2031 convirtiéndose en la primera en durar más de 60 años. El informe favorable tiene suma importancia, porque puede afectar al resto de centrales nucleares activas en España que se van acercando a los 40 años de vida útil.
El mes pasado el gobierno español abrió un plazo para que los potenciales interesados presentaran alegaciones. Favorables fueron las de la Junta de Castilla y León (para proteger los puestos de trabajo y la industrialización de la zona) y desfavorables casi todos los demás, incluyendo la comunidad del País Vasco y grupos ecologistas.
Finalmente, el gobierno decidió el cierre definitivo abriendo el debate de la energía nuclear en España. El ministro de Energía explicó que las «circunstancias actuales» no garantizaban la suficiente certidumbre, en relación a la oposición de los grupos políticos e -importante- también de las discrepancias de los mismos accionistas dueños de la central, principalmente una Iberdrola que tiene importantes posiciones en energías renovables.
Concluyendo, dejando a un lado temas políticos como puede ser la necesidad del PP de contentar al PNV para mantener la legislatura, hay razones económicas para decir «No a las nucleares» y apostar por energías verdaderamente sostenibles, limpias y más baratas, lo que debería ser tenido en cuenta para el Plan Energético Nacional del futuro, si alguna vez los gobiernos de España tienen a bien clarificarlo.
Estados Unidos
Si Garoña en España es un símbolo, las noticias que llegan de Estados Unidos son aún más relevantes para el futuro de la energía nuclear. Hace unos años algunos interesados promovieron lo que se conocía como “renacimiento nuclear” o la construcción de nuevas centrales en un país pionero de este tipo de energía (y de bombas fabricadas con ella) que no había construido un nuevo reactor desde la década de 1970.
Proyecto nuclear V.C. Summer – Jenkinsville, S.C
Los dos reactores nucleares de Carolina del Sur eran la estrella del renacimiento con puesta en marcha prevista inicialmente en 2018. No será así. Los propietarios han anunciado su paralización cuando ya estaba construido el 60% de las plantas y gastado 9.000 millones de dólares. Y de nuevo por temas económicos. Los problemas financieros de Toshiba con la quiebra de su filial estadounidense Westinghouse encargada de la construcción, se citan como una de las causas, pero hay más.
Desde el principio el proyecto ha sido polémico, plagado de disputas con los reguladores y problemas en la construcción antes incluso los propios de Toshiba. Ya se contaba con un retraso de tres años en la producción de energía y un sobrecoste brutal duplicado hasta 25.000 millones de dólares.
El panorama energético ha cambiado drásticamente en Estados Unidos desde que se propusieron los grandes reactores en 2007, comenta The New York Times. La demanda de electricidad se ha estancado a nivel nacional, se ha mejorado la eficiencia, se ha abaratado el gas natural por exceso de oferta y se han impulsado el sector de renovables. Hay en construcción otros dos reactores en Estados Unidos pero lo nuclear no es el futuro.
Simplemente no es necesaria la construcción de nuevas centrales nucleares, más caras en la producción de energía aunque nos hayan contado lo contrario, a lo que sumar un riesgo que no debemos correr (véase Chernóbyl o Fukushima) y un asunto de residuos reactivos sin resolver. ¡No a las nucleares! también por motivos económicos.
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