Análisis
Opel Mokka X, el factor mutante
«A veces la mente necesita descubrir la verdad por si misma» Profesor Xarles Xavier, X-men 2
La normalidad es un término que se ha llegado a convertir en peligroso, una bandera tras la cual se han colocado movimientos e individuos que han pretendido estandarizar el pensamiento, las leyes, el aspecto e incluso la biología, uniformar y controlar aquello que inquieta a un sector de la población. Se trata de una etiqueta que algunos portan como orgullo y que como decíamos pretenden aplicar a todo para dormir quizás más tranquilos en un mundo uniformado y gris, pero de la que rehuyen artistas, pensadores, revolucionarios, filósofos y en general adolescentes tanto en edad como en espíritu.
¿Debe caminar la humanidad por un camino marcado? La propia naturaleza se empeña en contradecir esa teoría, los humanos somos fruto de una continua evolución y una serie de mutaciones que han modificado nuestra morfología desde que nuestros muy remotos antepasados chapoteaban en las aguas de un mundo en su más tierna infancia hasta que nos adentramos a cuatro patas por tierra firme y finalmente nos erguimos para mirar al cielo cara a cara. Romper la normalidad nos ha llevado a romper el átomo, a salir de nuestra atmósfera, a desafiar constantemente los límites.
Uno de los símbolos del desafío a la normalidad ha sido una obra del mundo del comic llevada luego a la gran pantalla: los X-men. Un grupo de mutantes superpoderosos que en la ficción son perseguidos por la humanidad por salirse de la norma y se refugian en una escuela especial de jóvenes talentos. Son personas que poseen un gen o factor X que les hace diferentes y capaces de realizar proezas de las que ningún otro humano es capaz como leer las mentes, volar o disponer de una fuerza física superior.
Ficha técnica
Así que cuando nos dispusimos a probar la nueva generación del Opel Mokka y al ver que se utilizaba la letra X para distinguirlo de la anterior no pudimos menos que asociar esa X al factor especial de esos mutantes dotados de talentos increíbles. La X del Mokka es una letra que va a utilizar Opel de aquí en adelante para distinguir los modelos que permiten su uso como todocamino, es decir, que permiten a su conductor salirse de la carretera, del camino marcado. Una filosofía atractiva, una posibilidad de abrir horizontes que están utilizando muchos fabricantes para transmitir esa idea de libertad, de que podemos escoger nuestro camino.
Exterior mutante
En realidad el Mokka por planteamiento no parece especialmente preparado par excursiones todoterreno. Es un vehículo que exteriormente tiene aspecto de alto pero no demasiado despegado del suelo (característica indispensable para correr aventuras en terrenos accidentados). Las líneas del Mokka X son muy parecidas a las de su antecesor, aunque se podría decir que se han subrayado los volúmenes del frontal, eliminado elementos en negro y modificado los paragolpes. El resultado es unas líneas más urbanas que propias de un todoterreno, pero en definitiva muy modernas y agradables.
En este nuevo modelo también se han modificado el diseño de los faros y la parrilla dando una nueva personalidad al frontal junto con el mencionado retoque en los parachoques. Nada de audacia pero un lavado de cara especialmente profundo que seguramente será del agrado de aquellos a los que les gustaba la versión anterior que siempre ha estado entre las favoritas de los compradores dentro del segmento de los SUV compactos.
Dentro del Mokka X
El interior del Mokka X destaca la simplificación de los controles, mucho más racionales y a mano, y la incorporación de una generosa pantalla multimedia de ocho pulgadas en la que reina el nuevo sistema de infoentretenimiento Intellilink de Opel compatible con Apple Carplay e Android Auto que ya hemos elogiado en otras ocasiones. La mencionada pantalla se encuentra en la parte central, quizás un poco baja para prestar atención a la información que muestra sin distracciones, pero con una calidad de imagen y visibilidad muy buena sobre todo por la acertada combinación de colores para los iconos y visualización de la información.
El cuadro de instrumentos es muy claro y legible con una pantalla LCD colocada entre los dos indicadores que ofrece información de ruta de todo tipo. Sobre dicha pantalla se encuentra el indicador de combustible y el de temperatura. Todo en su sitio, el cambio de las pantallas de información intuitivo y rápido por lo que este apartado contribuye a una buena impresión en cuanto al diseño ergonómico del conjunto.
En lo que respecta a los acabados Opel sigue manteniendo el listón alto con plásticos de calidad y buen tacto, buenos remates en casi todos los rincones y una sensación general de calidad. En algunos puntos la tapicería no llega a ese nivel de exigencia pero en general la impresión es muy buena. También flojea en el espacio para el móvil, al levantar la tapa revela unos plásticos de no muy buena calidad y remates mejorables. Los huecos para almacenar objetos siguen siendo abundantes, como en la anterior generación, y encontraremos acomodo a prácticamente todo lo que necesitemos en distintos tamaños.
El diseño «vertical» del Mokka X así como el generoso hueco de las puertas contribuye a que el acceso a las plazas, tanto traseras como delanteras, sea muy cómodo. Los asientos también se han actualizado y como en otros modelos de Opel se han rediseñado y homologado con certificado de ergonomía de la empresa AGR. Desde el punto de vista subjetivo son cómodos y sujetan muy bien en curva, son toda una invitación a recorrer kilómetros sin apenas cansancio o molestias en la espalda. Aunque las plazas traseras son excelentes incluso para personas de gran estatura, las traseras son algo justas sobre todo para las piernas.
Viajar ligeros
En lo que respecta al maletero Opel no ha tocado nada, sigue teniendo 356 litros de capacidad, algo escasos si lo comparamos con otros modelos de la competencia pero en general suficiente para actividades diarias, sobre todo si se tiene en cuenta que es un espacio regular y muy aprovechable con un acceso muy fácil al interior sin escalones altos que salvar para colocar objetos voluminosos y/o pesados. Además en el caso de necesitar más capacidad (viajes etc) podemos rascar más espacio en el doble fondo del maletero o abatiendo alguno o todos los asientos traseros. No es lo más cómodo pero da una idea de la gran versatilidad del coche.
Del sistema Intellilink de Opel, con sistema de asistencia OnStar incorporado así como conexión WiFi, ya hemos hablado en otros análisis. Un sistema de entretenimiento de fácil manejo, un navegador completo y de respuesta rápida y en general uno de los sistemas de información y entretenimiento más completos. En el Mokka X quizás el sonido del sistema de música no está tan logrado como en otros modelos como el Astra, seguramente porque la insonorización está un poco menos conseguida. Por lo demás Apple Car Play y Android Auto funcionan sin problemas y todo es accesible e intuitivo.
En ruta
Al volante del Mokka X enseguida se nota que la sensación de conducir más altos que en un turismo normal es especialmente acusada pero se tarda poco tiempo en adaptarse y resulta cómodo para dominar la circulación y las maniobras, por ejemplo, en entornos urbamos. A ello contribuye una buena visibilidad gracias a los espacios acristalados. Un coche ideal para callejear sin duda. El motor que probamos es el 1.6 litros turbodiésel con 136 caballos, algo ruidoso en frío pero que responde muy bien en cualquier situación, con cifras satisfactorias tanto en aceleración (menos de 11 segundos para alcanzar los 100 km/h) como en recuperación.
Lo que nos ha convencido menos es la caja de cambios automática. Su funcionamiento en modo D es bueno, pero no nos ha convencido nada las decisiones de manejo para el modo manual. Lo primero es que a diferencia de otros modelos el modo manual se activa moviendo la palanca hacia el conductor hasta el final del recorrido, cosa que hace que nos podamos confundir. Además para cambiar marcas en el modo manual hay que activar unos pulsadores + o – que se encuentran en la propia palanca, un método poco natural que no resulta nada intuitivo en contraste con las levas en el volante y/o el cambio de marchas activado accionando la propia palanca tras moverla lateralmente a la posición M.
En resumen este tipo de cambio no invita a usarlo en modo manual, sobre todo si lo que se busca es un uso más deportivo para apurar más las marchas. Al ser tan poco intuitivo no permite que cambiemos de marcha de forma rápida e instintiva por lo que no invita a utilizarlo de esta manera ni mucho menos. El cambio en modo automático es más que correcto y muy útil para su uso urbano con una buena respuesta con pocos titubeos en arrancadas y una configuración que permite mantener los consumos bastante bajos (sobre los seis litros a los 100 Km) en recorridos urbanos.
Cambiar el cambio
En recuperaciones sin embargo, al pisar a fondo el acelerador con el coche lanzado, el cambio automático tarda más de lo aconsejable y hace que el motor se revolucione más de lo que intuitivamente sería necesario. Esto hace que el coche no reaccione con la prontitud que sería aconsejabe y además, al revolucionarse el motor, perjudica al confor acústico. En realidad son todos problemas no demasiado importantes y circunscritos al cambio automático que no afectan al comportamiento del coche que por otro lado y como veremos es excelente.
Una de las cosas más sorprendentes del Mokka X es su buen comportamiento en carretera, sobre todo si nos aventuramos en recorridos virados. Al principio por la carrocería alta uno se espera una respuesta algo menos precisa y lenta e incluso algún cabeceo, pero la verdad es que el comportamiento del SUV de Opel es sobresaliente en curva, manteniéndose siempre en trayectoria con un aplomo comparable a un turismo como el Astra. Tanto el chasis como las suspensiones absorben bien las irregularidades siempre que no nos aventuremos en terrenos demasiado accidentados, en general un confort de marcha bastante logrado.
Conclusiones
No hay duda que el Opel Mokka X posee ese factor de mutación que ha convertido a los turismos en SUV compactos, una generación de vehículos que llevan tiempo recorriendo el asfalto y que en nuestras ciudades se puede decir incluso que se han convertido en una nueva normalidad. El Mokka X es práctico, cómodo (sobre todo en las excelentes plazas delanteras) y versátil, capaz de afrontar viajes largos y dominar las maniobras urbanas con total comodidad. Las aventuras fuera del asfalto si son controladas tampoco son ningún problema, aunque no son la principal baza de este modelo alemán.
Lo que más nos ha gustado es que este sucesor del Mokka original desmiente de forma tajante los prejuicios que ciertos compradores puedan tener a la hora de juzgar el comportamiento en carretera de este tipo de coches. El Mokka X iguala e incluso supera el comportamiento den curva de los turismos más estables y seguros, no pestañea al afrontar las curvas más cerradas y todo ello en una posición de conducción elevada y con gran comodidad. Aplomo y versatilidad, dos factores muy a tener en cuenta.
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