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Análisis Fitbit Charge 2
Hace unas semanas Fitbit presentó su nueva generación de dispositivos wearables: Fitbit Charge 2 y Fitbit Flex 2. Dos productos de cuyo éxito depende en buena medida el futuro de la propia Fitbit como empresa y en los que no se puede permitir fallos. Polémicas pasadas como las erupciones cutáneas que producía en algunos usuarios las correas de la primera generación de Charge (así como en Surge y en Force) han dañado la imagen de una compañía que necesita reinventarse para seguir siendo relevante frente a productos como el Apple Watch.
¿Lo ha conseguido? Eso es precisamente lo que hemos querido determinar al analizar un Fitbit Charge 2 que sobre el papel presenta armas más que interesantes. En primer lugar, Charge 2 renueva diseño. La pantalla (ahora OLED) crece en tamaño y protagonismo, situando esta fitness band un peldaño más cerca del smartwatch que de una «pulsera clásica» de actividad física. En este terreno avanza en su integración con nuestro teléfono y podremos consultar notificaciones de llamadas, eventos en nuestro calendario o incluso WhatsApp.
En segundo término, Fitbit se ha esforzado en que sus nuevas pulseras sean cómodas y tengan un punto de diseño que las aleje del mundo puramente gadget o geek que presentaba en sus primeras generaciones. La firma en este sentido ofrece pulseras intercambiables construidas en elastómero flexible, el mismo material que encontramos en las correas deportivas del Apple Watch.
Y el cambio se agradece. La sensación sobre la piel es muy agradable, muy alejada del plástico duro de las primeras Fitbit. Además en este Charge 2 también podremos comprar correas adicionales de cuero en tres colores diferentes (rosa palo, marrón, añil), e incluso una edición especial en oro rosa.
Nuevas prestaciones, más deporte
Pero no nos olvidemos que Fitbit Charge 2 es más allá del diseño, un wearable destinado a medir nuestro rendimiento diario y aquí la empresa se asoma a su nueva generación Charge con novedades más que interesantes.
En primer lugar, incorpora el reconocimiento automático de ejercicio SmarTrack. Sin que tengamos que indicarlo en la pantalla, Charge 2 puede reconocer si estamos andando, corriendo, montando en bicicleta, llevando a cabo una sesión de bicicleta elíptica o incluso si levantamos pesas. Y en general, no lo hace del todo mal. Clava los resultados cuando se trata de correr o montar en bicicleta/elíptica pero sin embargo los resultados a la hora de detectar sesiones de fitness/pesas los resultados son algo más inconsistentes.
Obtendremos sin embargo resultados más precisos en todos los campos si antes de iniciar la actividad lo indicamos en la pulsera, de modo que no sólo podremos consultar los resultados más tarde en la App, sino que podremos consultar nuestra progresión directamente en tiempo real sobre la pantalla. Aunque a diferencia de Surge no incluye GPS, sí que incorpora la función GPS conectado que hace el uso de nuestro smartphone para mejorar la medición de distancia.
Por lo tanto si lo que nos gusta es correr, lo ideal si apostamos por esta Charge 2 es llevar con nosotros nuestro smarphone, de modo que los resultados finales sean más relevantes. No compite en este terreno por lo tanto con la pulseras deportivas (Garmin, Polar) especialmente pensadas para corredores y que en su gran mayoría sí que incorporan GPS de serie, pero tampoco lo pretende. Prescindir de hecho de esta integración GPS lleva la vida de nuestra pulsera hasta los cinco días y esto es un dato muy positivo a tener en cuenta.
Dicho lo cual, lo nuevo de Fitbit incorpora un par de novedades pensadas para los más corredores: un modo intervalos heredado de Surge y las nuevas zonas de control cardiaco que nos permiten trabajar en zona en determinados ejercicios.
Medir o no medir, esa es la cuestión
Una de las críticas que recibió este Fitbit Charge 2 nada más salir al mercado, es que fallaba en el campo que teóricamente debía dominar: medir la distancia. Medirla realmente bien. Y nosotros tuvimos la mala suerte de ser testigos de este mismo problema. Distancias que sobre el papel representaban 5 Km, para Fitbit apenas pasaban de 3 Km, y viceversa.
Afortunadamente Fitbit respondió a las críticas actualizando el software del dispositivo a los pocos días de detectar el problema. Pese a la actualización y pese a que sin duda los resultados son desde entonces mucho más precisos, siguen sin ser óptimos. No hablamos ya de kilómetros como antes, pero las discrepancias con otros dispositivos siguen ahí. ¿Es grave? Para el 90% de los usuarios seguramente no, pero los que quieran utilizar esta pulsera como compañera profesional de entrenos, deberían tenerlo en cuenta.
Otro cantar es el pulsómetro. Como mucho otros dispositivos wearables, Fitbit Charge 2 incluye un pulsómetro óptico. Este tipo de pulsómetros proyectan un haz de luz sobre las venas de la muñeca y al rebotar, son capaces de detectar nuestro ritmo cardiaco. En términos generales el pulsómetro de este Charge 2 funciona correctamente, si bien nuestra impresión es que arroja valores ligeramente superiores a los reales. En modo reposo por ejemplo, nos suele dar un número de pulsaciones de entre 70 y 80 cuando si hacemos una «comprobación manual» el ritmo se suele situar entre 65 y 70.
A la hora de realizar deporte sin embargo descubrimos un pulsómetro que funciona bastante bien, teniendo en cuenta que juegan en su contra factores como el sudor o lo ajustado o suelto que llevemos el reloj de la piel, de modo que cuanto más ajustado esté el reloj, más precisa será la medición.
Dormir, andar y respirar
Además del consabido rendimiento deportivo, Fitbit Charge 2 incorpora monitorización del sueño, avisos para movernos si llevamos demasiado tiempo sentados y una nueva función de mindfulness que nos anima a prestar más atención a nuestra respiración.
Fitbit lleva años mejorando la forma en la que sus wearables miden el sueño y este Charge 2 no es una excepción. La pulsera determina perfectamente cuando nos vamos a dormir, cuántas horas descansamos, si hemos tenido un sueño inquieto, etc. Además podemos determinar un «objetivo de sueño» que nos avisará para que nos vayamos a la cama. Curiosamente Fitbit no mide el tiempo que descansamos por ejemplo si nos echamos una siesta y tampoco hay forma de introducir este valor de forma manual.
Los nuevos avisos para movernos nos animan a levantarnos de la silla y recorrer unos cuantos pasos para mantenernos activos. Aunque funcionan de forma correcta, en realidad son avisos pre-programados que se repiten a unas horas concretas. Es decir, la pulsera no detecta si llevamos mucho tiempo sentado o no, o si justo antes del aviso nos hemos estado moviendo.
Finalmente la nueva función de mindfulness nos anima a mantener la concentración en un punto que se expande y se contrae en la pantalla de Charge 2. Una curiosidad que sin embargo funciona bien para aliviar nuestra mente en esos momentos en los que necesitamos desconectar.
Necesita mejorar
En su conjunto Fitbit Charge 2 es una buena pulsera deportiva, pero está claro que necesita mejorar. Su aplicación para Android por ejemplo falla con cierta regularidad a la hora de sincronizar los resultados y en ocasiones tarda más de lo normal en actualizarlos. Fitbit ha reconocido públicamente fallos y bugs que está solucionando con sus últimas actualizaciones pero no resulta comprensible que no haya entregado un producto más pulido a nivel de software.
Como en el caso de la medición de distancia, después de un mes en el mercado, las distintas actualizaciones que ha recibido Ftibit Charge 2 han mejorado la experiencia de usuario, pero en general su aplicación necesita mejorar para ofrecer una imagen más clara y sencilla de cara al usuario final.
Y sin embargo, pese a algunos problemas, por 159 euros Fitbit Charge 2 ofrece suficientes argumentos como para aconsejar su compra. No es perfecta pero sin duda sigue siendo una de las opciones más atractivas de un mercado en el que resulta cada vez más difícil diferenciarse.
Ahora bien, Fitbit debe hacer un serio esfuerzo por innovar, como por ejemplo añadiendo resistencia al agua en este dispositivo. Difícilmente los usuarios seguirán comprando en el futuro una pulsera que es una mera evolución de la anterior. Si quiere seguir siendo relevante, deberá dar un golpe de autoridad.
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