Tres buenas razones por las que deberías probar Opera
Si usas Firefox, Safari o Edge, tus razones tendrás. Pero si usas Chrome y estás tan a gusto que ni siquiera consideras la posibilidad de cambiar de navegador web, principalmente, porque ninguno lo supera… Podrías darle la oportunidad a Opera. Porque lo que fue decepcionante y prometedor al mismo tiempo, se ha convertido en una pieza de software de calidad que merece más atención de la que recibe.
En efecto, no podía escoger mejor momento que este para recomendar el navegador noruego, cuando finalmente se ha concretado su venta y hay gente se echa las manos a la cabeza o adelanta su ocaso. Sin embargo, mientras se desarrollan los acontecimientos y se desvela el futuro más cercano de Opera, solo cabe esperar y, por qué no, disfrutar de las ventajas que ofrece una aplicación que se ha distinguido durante veinte años por innovar con clase.
A continuación tienes tres buenas razones por las que deberías probar Opera sin importar cuál sea tu navegador web de cabecera, pero muy especialmente si es Chrome.
1. Opera se basa en Chromium
Hay quien dice que Opera es Chromium con otra interfaz, pero no es del todo cierto. Al igual que Chrome, Opera se basa en el proyecto de software libre Chromium, auspiciado y dirigido por Google; toma esa base libre y sobre ella despliega su propia interfaz, además de un buen número de opciones que son lo que, a fin de cuentas, marca la diferencia en la experiencia de usuario.
Lo fundamental es que Opera se basa en Chromium, lo que significa que a nivel de rendimiento y compatibilidad el usuario no percibirá apenas cambio. En cuestión de desempeño Opera ha aportado su granito de arena colaborando con el desarrollo de Chromium y ha conseguido afinar el consumo de recursos, aunque ya se sabe que con el multiproceso no hay milagros que valgan: el rendimiento superior de Chromium y familia no tiene otro secreto que ese.
Otra mejora impulsada por Opera fue la del arranque instantáneo, del que desde hace unas versiones también se beneficia Chrome.
Por último, un dato que no puede pasar desapercibido porque abre un mundo de posibilidades es que Opera dispone de sus propias extensiones, pero soporta la mayoría de las disponibles para Chrome. Las aplicaciones se quedan fuera, si bien muchas seguirán accesibles a través de su sitio web.
2. Acceso rápido y marcadores
Solo quienes no usan elementos tan característicos en una navegador web, restarán importancia a este punto. Opera popularizó el concepto de ‘Speed Dial’ o marcadores visuales en la página de nueva pestaña, ahora acceso rápido, y después de que todos los grandes exponentes del escritorio de PC le siguieran, haciendo de una seña de identidad la norma, Opera vuelve a marcar el camino.
Existen muchas extensiones para reemplazar la triste página de nueva pestaña de Chrome, y sin embargo ninguna alcanza la brillantez que ofrece Opera por defecto. El primer acierto es que el Speed Dial o acceso rápido es una sección más de los marcadores que se sincronizará junto con el resto de datos. Se acabó el perder la personalización al reinstalar la aplicación.
Así, las diferencias entre acceso rápido y marcadores son pocas: ambos permiten agrupar marcadores en carpetas, pero en el acceso rápido se abrirán en una ventana flotante, mucho más cómodo que hacerlo en una nueva página; ambos siguen el mismo estilo visual de baldosas con imágenes o miniaturas del sitio, pero la interfaz de marcadores se centra en la gestión y el acceso rápido en servir de página de inicio con las opciones más comunes, como marcadores, historial, extensiones y personalización de la imagen de fondo.
El acceso rápido dispone a su vez de sus propias extensiones, por ejemplo, para mostrar la predicción meteorológica, los últimos mensajes recibidos en el correo electrónico o los eventos pendientes en el calendario, todo en su correspondiente casilla. Y, sin efectos prácticos, también soporta live wallpapers.
Otro aspecto a destacar del acceso rápido y los marcadores de Opera es la elegancia con la que han resuelto su representación: se puede elegir entre una miniatura del sitio, como sucede de manera predeterminada en Chrome; entre una de las imágenes que se detecten en la URL o simplemente hacer uso de las tarjetas a color que genera el navegador con el nombre del dominio enlazado.
La propuesta de Opera en este apartado tampoco es perfecta. Hay detalles aquí y allá que podrían mejorar, aunque eso es precisamente lo que han estado haciendo todo este tiempo. No obstante, de manera predeterminada es lo más completo que hay. En Chrome hace falta usar al menos un par de extensiones, incluyendo Bookmark Manager y una para la página de inicio, para suplir la funcionalidad.
Hablando de páginas de inicio para Chrome, las hay muy decentes en la forma de extensiones y aplicaciones, pero salvo casos contados no se integran con los marcadores y, por lo tanto, no se sincronizan con ellos, con el consiguiente aumento de la complejidad a la hora de crear, mantener y restablecer copias de seguridad.
3. Características adicionales
Si el primer punto es una suerte de salvaguarda de la calidad y el segundo un argumento sólido de diferenciación, ester tercero extiende las capacidades del navegador. Al tradicional «modo Turbo» para ahorrar datos y mejorar la navegación en redes lentas se le han unido recientemente varias características de lo más interesantes.
Las últimas versiones de Opera han supuesto un no parar de novedades, y las que están en desarrollo van en la misma línea. A saber, solo en este año Opera ha estrenado lo que llaman VPN, bloqueador de publicidad nativo y ahorro de batería en portátiles. Tres funciones señaladas a las que han acompañado otras de menor relieve, así como multitud de pequeños retoques y optimizaciones en todo el conjunto.
Una de las principales críticas que ha arrastrado Opera desde su refundación tecnológica con base en Chromium, ha sido la de dejar atrás una completa suite de Internet para crear un navegador parco en opciones. Fue como pasar del día a la noche para muchos usuarios. Sin embargo, la evolución de un tiempo a esta parte es evidente y en próximas versiones se esperan más novedades, como el retorno del lector de RSS integrado o soporte para Chromecast.
Otra característica que lo separa de Chrome incluye un panel lateral oculto por defecto, pero listo para su uso y con soporte para sus propias extensiones, facilitando la labor de anclar páginas y aplicaciones web, recuperar funciones del viejo Opera como las notas, o trasladar ahí el acceso y gestión de pestañas, marcadores, historial, extensiones, etc. No está de más echarle un vistazo si se prueba Opera (se muestra en el menú «Extensiones > Ver barra lateral» o con el atajo de teclado «Ctrl+Mayúsculas+S»).
Con todo, si hay una característica que ha introducido Opera en su nueva andadura que es realmente útil, es el menú de pestañas. Se trata de un simple botón en la barra de pestañas con el que recuperar las pestañas recién cerradas o revisar las abiertas de manera visual. Para suplir esta funcionalidad haría falta como mínimo otra extensión y acudir al viejo menú de la ventana.
Opera en el móvil
Más allá de la versión para PC (Windows, Linux, Mac), no hay que olvidar que el terreno donde Opera es más fuerte, dispositivos embebidos aparte, es en el segmento móvil. Sobre todo en Android. Su herramienta estrella es la ya mencionada compresión de datos, ahora disponible también en Chrome; sus dos representantes, Opera a secas y el veterano Opera Mini, renovados ambos hace poco y con sincronización de datos, además de sus propias características.
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Es imposible abarcar todo lo que ofrece Opera o cualquier otro de los grandes navegadores web del mercado de una vez, pero no es ese el objetivo de este artículo. Para que no queden dudas: Opera no es mejor que Chrome, al que todavía tiene que alcanzar en distintos aspectos. Por ejemplo, ampliando los datos sincronizados (extensiones, motores de búsqueda), e incluso las posibilidades de personalización (es ridículo que no se puedan mover los botones de la barra de herramientas). Sin embargo, aporta frescura al panorama y no solo «por su cara bonita».
El enfrentarlo tan directamente a Chrome se debe a dos motivos muy concretos: todo lo que comparte con el navegador de Google, que no es poco; y la posición de dominio de Chrome en el mercado, en la cual las alternativas son bienvenidas aun sin salir de las tecnologías que provee Chromium y que en último término orquesta el gigante de Internet.
Concluyendo, si usas Firefox, Safari, Edge o cualquier otro, tus razones tendrás. Sigue en tus trece, porque conservar la competencia es importante. Pero si usas Chrome… quizás Opera te sorprenda. Otro día hablamos de Vivaldi.