Análisis
Steam Machines, un gran producto de futuro incierto
Tras algo más de dos meses con una flamante Alienware Steam Machine en casa, ha llegado el momento de devolverla e intentar transmitir en un artículo mis impresiones acerca de un producto que me ha encantado, y que sin embargo me es imposible recomendar. ¿Cómo se explica tal contradicción? Voy a intentarlo.
Antes, una breve introducción del tema para quien no esté al día, y es que sobre las Steam Machines se ha hablado mucho y conviene refrescarlo. El próximo Día de San Valentín se cumplirán tres años del estreno oficial de Steam para Linux, y aunque entonces nadie supo de las verdaderas intenciones de Valve, estas tardaron poco en revelarse: en la penúltima semana de septiembre de 2013 la compañía daba a conocer la existencia de SteamOS, Steam Machines y Steam Controller, un combo de productos a los que más adelante se les uniría Steam Link. Unas referencias:
SteamOS
Es el sistema operativo que lo mueve todo. Está basado en la distribución GNU/Linux Debian y no tiene mucho misterio: por debajo hay un sistema operativo completo, por encima Steam en modo Big Picture. Así, encender una máquina con SteamOS equivale a ver aparecerer en pantalla Steam Big Picture; a su vez, mediante las opciones avanzadas es posible acceder a un entorno de escritorio de PC y utilizarlo como tal, no sin antes aceptar la advertencia de que no está soportado oficialmente.
Steam Machines
Si SteamOS es el software, las Steam Machines son el hardware. Dispositivos de arquitectura PC diseñados para transmitir una experiencia de consola tradicional. Cualquier persona puede descargar SteamOS, instalarlo en un PC y ahí tiene su Steam Machine, pero la denominación oficial está reservada para los equipos que se distribuyen de serie con el sistema. En estos momentos se encuentran a la venta seis modelos de distintos fabricantes.
Steam Controller
El mando. Es decir, El mando. Fabricado por Valve, es la batuta elemental con la que dirigir a SteamOS en las Steam Machines, además de un diamante en bruto con visos de convertirse en una de las alternativas más interesantes para jugar en PC, siempre que no se salga de Steam. Incluye novedosas tecnologías todavía en desarrollo y recibe actualizaciones conforme se van implementando. Cada Steam Machine viene con uno; suelto cuesta 54,99 euros.
Steam Link
Es el dispositivo más reciente y por extraño que parezca, cobra sentido cuando las Steam Machines no están en el cuadro. La función de Steam Link es transmitir la señal de Steam por la red local para llevar la partida del PC a la TV por streaming, según se indica, en resolución Full-HD y a 60 Hz. Ergo es el dispositivo ideal para quien quiera llevarse el juego a la tele sin trasladar el ordenador al salón o comprarse una Steam Machine. Se vende por separado y cuesta otros 54,99 euros.
En resumen, SteamOS es un sistema operativo cuya razón de ser son las Steam Machines, porque cualquier persona puede utilizar Steam en un PC, pero montarse un aparato a medida es otro cantar; mientras que el Steam Controller y Steam Link son dos dispositivos, de manera limitada, independientes. Sacamos de la ecuación al último y nos centramos en el paquete principal, que en este caso se llama Alienware Steam Machine.
Alienware Steam Machine
De todas las Steam Machines disponibles, haber podido probar una de Alienware ha sido un auténtico gustazo. La filial de Dell goza de la mejor fama en equipos de gama alta para gamers y a juzgar por lo visto, es merecida. Actualmente tienen a la venta un modelo de Steam Machine con cuatro configuraciones de hardware a elegir que se diferencian por procesador y cantidad de memoria RAM, compartiendo caja, tarjeta gráfica (una GeForce 860M modificada por Alienware), disco duro y sistema operativo. En concreto, la configuración que me tocó es la más potente:
- CPU Intel Core i7-4785T
- 8 GB de RAM DDR3 a 1600 MHz
- GPU NVIDIA GeForce GTX con memoria GDDR5 de 2 GB
- HD SATA de 1 TB a 7200 rpm
- SteamOS 2.0
La conectividad contempla 2 USB 2.0 frontales, 2 USB 3.0 traseros, entrada y salida HDMI, conexión de red inalámbrica y Ethernet y salida de audio óptica. En cuanto a tamaño y peso, 5,5 cm de alto por 20 cm de ancho y profundidad y 1,81 kg respectivamente. Es similar a una Wii pero negra, más cuadrada y pesada.
En mi opinión, por dimensiones y estética la Alienware Steam Machine, sin ser tampoco una obra de arte, barre con la nueva generación de consolas siendo más potente; queda perfecta junto al televisor aun con la cabeza del alienware brillante que hace las veces de botón de encendido, o el también brillante logo de SteamOS, amenazante cual cortador de pizza en una esquina de la carcasa (en los ajustes del sistema hay una opción para cambiar el color de cada uno).
La presentación del producto es excelente y tal y como cabría esperar, basta con desembalar la consola, conectar los cables, cargar las pilas en el mando y encender ambos para en unos instantes estar frente a la configuración inicial, que incluye idioma, conexión wifi y crear una cuenta de Steam o insertar las credenciales de una ya existente. Después aparecen las primeras actualizaciones para el mando y el sistema, estas últimas bastante más abundantes y de obligado reinicio. Pero esto es Linux y se demoran lo justo.
La Alienware puede de sobra con lo más exigente del catálogo disponible, es silenciosa y apenas se calienta dado su tamaño. Lo digo con conocimiento de causa porque a lo largo de estos dos meses, especialmente durante el periodo navideño, la he exprimido todo lo que he podido y ni una queja.
Por supuesto, ni el catálogo goza de las novedades más exigentes, ni puedo ni soy un gamer empedernido; pero me he llegado a pasar un juego entero (Bound By Flame, 30 horas; recomendado solo si está de oferta) y he jugado a otros tantos más o menos tiempo (Dota 2, Metro: Last Light, la trilogía Trine, Brütal Legend, Europa Universalis IV…) bien para probar el rendimiento, bien para probar el soporte del Steam Controller con juegos diseñados para teclado y ratón.
La máquina cumple con todo lo que se le puede pedir y lo hace de manera impecable. Por como se ve, por como funciona, es una consola de nueva generación de lujo. Pero ya que he mencionado el mando, no le va a la zaga.
Steam Controller
El mando es una pieza clave en la experiencia de las Steam Machines y un prometedor periférico al que no haríamos justicia con unas pocas líneas, pero con vistas a dedicarle espacio mas adelante, en otro artículo, es imprescindible al menos mencionar las cualidades que lo hacen único. A destacar un diseño de primera, amplias posibilidades de configuración, giroscopio aún por explotar y controles hápticos que facilitan el uso del entorno gráfico y el escritorio tradicional casi como lo haría el panel táctil de un portátil, además de hacer lo propio en juegos programados para teclado y ratón.
El Steam Controller viene por su parte con un par de pilas, un cable de micro-USB a USB con el que conectarlo al PC, un extensor de la señal y un dongle USB para funcionar en modo inalámbrico, aunque el PC solo lo reconocerá con Steam en Big Picture.
Para jugar a FPS sigo prefiriendo teclado y ratón, pero para todo lo demás el Steam Controller ha demostrado ser una solución ideal. Muy recomendado desde ya, de cara a sacarle el máximo provecho con el tiempo. En el par de meses que lo he tenido habrá recibido tres o cuatro actualizaciones.
SteamOS
La máquina cumple, el mando cumple… ¿Qué hay del sistema? Cumple, sí. Aunque tal vez llegados a este punto convenga señalar algo: la «experiencia SteamOS» está al alcance de cualquier usuario de Steam en el modo Big Picture, al cual se accede a través del menú de la ventana o, más rápido, el icono del mando al lado del botón de minimizar de la aplicación para PC.
De hecho en Linux hay trucos para iniciar sesión directamente en Steam Big Picture y alguna distribución hasta lo ha incluido como opción. Lo cierto, sin embargo, es que el cliente de PC cumple con su función mucho mejor en entornos de teclado y ratón. Big Picture es para lo que su nombre indica y de no usarlo en una tele con mando inalámbrico pierde la gracia. Dicho lo cual, no es lo mismo utilizar Steam en modo Big Picture que instalar SteamOS o utilizar una Steam Machine.
Hablando del SteamOS que yo me he encontrado, la experiencia ha sido estable, corriente, con poco digno de mención. Corriente es la palabra, porque la interfaz de Big Picture es similar a la de PS4 y es por donde el usuario se mueve. Incluye un navegador web justito, al estilo Smart TV pero con la ventaja del controlador, bastante más eficiente para estas tareas. Y poco más.
Fuera de la primera vista queda la entrada al escritorio Linux, un GNOME más pelado de lo que es habitual en Debian. Para acceder a él primero hay que habilitar la opción en el aparatado interfaz de los ajustes, después utilizar el menú del icono de apagado. Ahí es cuando aparece la advertencia de no hay soporte oficial que ampare al usuario en tales lides… y vaya si no la hay: adivine usted la contraseña de administrador para hacer operaciones. Es comprensible, pero de nada sirve un escritorio en esas condiciones.
Tampoco escudriñé el sistema más que de pasada, porque lo que me interesaba era empaparme del producto en sí, jugar y en definitiva utilizarlo como hubiese hecho un comprador cualquiera. Y, personalmente, no me gastaría el dinero que cuesta para hacer experimentos.
Las claves de las Steam Machines
Como habrá observado el lector, la propuesta de Alienware, que a su vez engloba la de Valve, es sólida. Casi todo es positivo, en el aspecto técnico, la experiencia de uso… ¿Por qué, entonces, me es imposible recomendarlo? Por…
¿Rendimiento?
No.
Si a la interminable cantidad de componentes de hardware que hay en el mercado se le suma la irregular oferta de controladores gráficos y a esta la en ocasiones descarada dejadez de algunos estudios de desarrollo, véase el último Batman, el resultado son problemas. Pasa en Windows en menor medida, en Linux en mayor. El soporte gráfico es asunto delicado en el sistema del pingüino desde siempre y aún hoy sigue generando problemas. Pero del mito a la realidad hay un trecho.
Seguramente los jugadores más sibaritas no cambiarían el rendimiento de los juegos en Windows por el de SteamOS, pero salvo casos puntuales la mayoría de los mortales disfrutará por igual sin importar el sistema y, más importante, las Steam Machines son casi todas ‘maquinones’ cargados con Nvidia (la GPU más soportada en Linux por los desarrolladores de juegos por ser la que mejor rendimiento ofrece con sus controladores privativos) y afinados para funcionar bien.
Por lo tanto, el rendimiento no sería obstáculo para recomendar una Steam Machine, como digo, para la mayoría de mortales. Pero, ay, las Steam Machines no van dirigidas a ninguna mayoría. O sí en la teoría, que no en la práctica.
¿Catalogo?
Apartado crítico, pero no.
De los alrededor de 7.000 juegos disponibles en Steam, «solo» 1.800 están disponibles también para Linux/SteamOS. Mac tiene algunos más y el grueso es para Windows. ¿En qué mundo alguien va a obviar semejante dato? La diferencia al compararlo con las típicas exclusividades de las consolas de Nintendo, Sony o Microsoft radica en que en este caso la plataforma de hardware es la misma, un PC; cambia el software y Windows es ley en PC, donde para las masas siempre ha sido gratuito.
Las comillas del solo, sin embargo, no eran gratuitas. A pesar de la larga distancia que separa a Windows de Linux en materia de catálogo, la velocidad a la que aumenta el de este último es impresionante. Se siguen echando en falta lanzamientos más sonados, las franquicias más populares; pero a grandes rasgos hay un catálogo decente. En mayo del año pasado se anunció que seis de los diez juegos más populares de Steam soportan Linux; en agosto que uno de cada cuatro juegos en Steam soporta Linux. Como muestra lo mejor de 2014 y lo mejor de 2015 (en la sección Linux Play de MuyLinux publicamos las mejores novedades para SteamOS regularmente); y este 2016 se esperan títulos como Street Fighter V o XCOM 2 solo para empezar el año.
¿Es el catálogo un factor decisivo para descartar las Steam Machines? Pues depende. No hay que olvidar que las Steam Machines se venden como consolas, y cuando compras una consola ganas en comodidad, pero pierdes en catálogo. Quien tiene una Xbox One no espera jugar un Mario y quien tiene una Wii U no catará Halo, etcétera. ¿Y qué consola se estrena con un catálogo con más de 1.600 títulos en todo el arco de precios y con los descuentos de Steam?
Que sí, que no está Assassin’s Creed, ni Call of Duty, ni Fallout… Pero con el tiempo pueden llegar a estar, y el catálogo actual es, repito, más que decente para que cualquier persona tenga sus perspectivas de diversión garantizadas. En otras palabras, no vale reducir la cuestión a las tendencias impuestas, como tampoco vale ignorarlas. Por ejemplo, no se puede comparar una Steam Machine a un PC con Windows, porque el uno es un PC y la otra una consola. Y no hay consolas con Win… Pues sí, las hay. Más o menos.
Alienware, además de su Steam Machine tiene a la venta Alienware Alpha, que básicamente es una Steam Machine con Windows y el mando de Xbox 360. Ambas comparten en líneas generales concepto de dispositivo y componentes de hardware, pero las separa el catálogo y, ojo, el «uso primario«: Alienware Steam Machine es una «consola de juegos de PC», Alienware Alpha una «computadora de escritorio en formato SFF (de small form factor; formato pequeño) algo más cara.
Así, Alienware Alpha tiene a su disposición el catálogo de Windows, pero carece de la experiencia de usuario de una Steam Machine, cuyo sistema operativo ha sido personalizado con ese único propósito. ¿Qué pesa más, la experiencia de usuario o el catálogo? Resulta que hay otro factor que pesa más que ningún otro.
¿Precio?
Me temo que sí.
Llevar Steam a la tele familiar es factible ahora gracias a Steam Link (sin salir del ecosistema de Valve; hay otros dispositivos con soporte WHDI aunque no está muy extendido), pero siempre ha existido la posibilidad de plantar en el suelo o en un mueble el PC o el portátil y cablear. ¿A quién no le gusta la idea? A nadie. Por eso, es de suponer, en Valve vieron una oportunidad de negocio: trasladar el juego de PC, que da mucho dinero, a la tele; pero bien hecho. Así tomaron forma SteamOS y las Steam Machines, y es que lanzar un sistema sin dispositivos comerciales de apoyo no hubiera tenido sentido.
Ahora bien, ¿tienen sentido estos «dispositivos comerciales de apoyo», las Steam Machines? Si la experiencia es más que buena y el catálogo aceptable, ¿por qué no iban a tenerlo? Porque el precio echa por tierra cualquier otra consideración, desgraciadamente.
La Steam Machine que he tenido en mi poder cuesta la friolera de 939 euros. La configuración más humilde de Alienware, reducida a un procesador i3 y 4 GB de RAM, baja hasta los 599 euros y como es obvio no asegura la misma experiencia, aunque sigue pudiendo con todo el catálogo. El resto de Steam Machines rondan ese rango de precios y por lo tanto siguen siendo bastante más cara que cualquier consola de nueva generación. ¿Quién va a pagar ese dinero solo para jugar y, peor, solo para jugar al catálogo de Linux en Steam? Alguien habrá, desde luego, pero la gran mayoría de gente se conformará antes con una PlayStation, Xbox o Wii, y con más razones que el precio. Dos consideraciones:
- El catálogo desde otro punto de vista: un juego de PS4, Xbox One o Wii U funciona por igual en todas las PS4, Xbox One y Wii U del mercado. Un juego de PC no y los «requisitos mínimos y recomendados» están a la orden del día.
- Salvo tropiezos una consola tiene un periodo de vida de unos… ¿cinco, seis, siete años? De las Steam Machines no sabemos nada, excepto que el mercado de PC es más vertiginoso y con el paso del tiempo el punto anterior se ensancha exponencialmente.
De las Steam Machines se dijo que podrían ser actualizadas a nivel de componentes, pero no está resultando ser cierto cuando la GPU se suelda a la placa como sucede con la Alienware. Y aunque ese no fuera el caso, ¿cada cuánto habría que actualizar componentes? ¿Merece la pena? Yo creo que no. Solo el sector gamer más exigente se sitúa en la disposición de gastarse esas sumas y de meterle mano al aparato cuando lo requiera.
Pero para los jugadores de PC de altos vuelos ya está Windows. Y, sí, se gastan esas sumas en los equipos de Alienware. ¿Por qué habrían de fijarse en las Steam Machines cuando SteamOS/Linux no está a la altura de Windows en refinamiento técnico y sobre todo en catálogo? ¿Únicamente por la «experiencia Steam Machine»? Lo siento pero no lo veo; y sé que es la pescadilla que se muerde la cola, porque si no se vende, no se desarrolla y viceversa.
Con todo, la puñalada mortal está en la diferencia de precio entre comprar la consola en España o hacerlo en Estados Unidos. Por casi 300 euros más sale el mismo modelo y ante la pregunta de por qué, en Alienware lo achacan a los impuestos que pagamos aquí.
Por lo tanto, ¿a quién se supone que puedo recomendarle esto? E insisto, me ha encantado.
* * * * *
Para concluir, como usuario de GNU/Linux que soy me quedo con la optimista pero difícil visión de que el invento cuaje de alguna manera. Ojalá dentro de cinco años sigamos hablando de las Steam Machines y de cómo se han equiparado en catálogo y soporte a Windows, no desbancándolo, sino ocupando una cuota de mercado propia que asegure su existencia. Al fin y al cabo, el objetivo de Valve en esta aventura no es otro que ese.
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