Análisis

Dacia Duster: el encanto de lo discreto

Publicado

7 diciembre, 2015

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En ocasiones los coches van por ahí luciendo con descaro su exclusividad, su deportividad y sus músculos. Spoilers en todas partes, cromados, estriberas, perfiles afilados en los faros, grandes grupos ópticos traseros. toberas de aire, tubos de escape dobles o triples, pinzas de freno de colores chillones… Una especie de reafirmación de la personalidad que en su dosis justa puede hasta ser agradable y transmitir la personalidad del coche, pero que otras veces es francamente superflua.

Personalmente no soy sospechoso de pertenecer a la secta: «un coche es una herramienta para llevarte del punto A al punto B«, me encantan los coches, creo que tienen una función pero como otros objetos útiles para el ser humano trascienden lo que es su pura función para ofrecer emociones, tecnología y diseño además de seguridad, versatilidad y prestaciones. Pero a veces es bueno sentarse a pensar ¿qué es lo que realmente necesito de un coche?

Pues resulta que para ayudarnos a la reflexión ha pasado por nuestras manos el que debe ser el menos pretencioso de los cross-over (en realidad prácticamente un todoterreno) que podemos encontrar en el mercado: el Dacia Duster. Y como veremos es discreto no solamente en aspecto exterior, salvo algunos detalles característicos de la serie especial a la que pertenece, sino también en equipamiento, prestaciones y sobre todo en precio: menos de 17.500 euros por un coche con prácticamente todos los accesorios y extras más importantes (desde 10.900 el modelo más simple).

Ficha técnica

En este caso el grupo Renault puso a nuestra disposición uno de los Dacia Duster más equipados, el que corresponde a la serie limitada AuDacia y que dispone de tracción a las cuatro ruedas, llantas de 16 pulgadas y detalles estéticos como el color azul que comparten los tiradores de las puertas, las barras del techo y las defensas. En el apartado del equipamiento prácticamente todo lo que se le puede agregar incluido navegador, sistema de entretenimiento y sensor de aparcamiento trasero. Otros lujos asiáticos como faros de Xenon o cámaras de aparcamiento no se encuentran ni en el menú.

El Duster tiene cierto aspecto de todoterreno de hace algunos años, lo cual no tiene por qué ser malo. Muchos de sus rivales (con honrosas excepciones como los Defender de Land Rover) lucen un look más urbanita, líneas más suaves y muchas concesiones a la carretera. El Duster en cambio tiene un aspecto macizo, una buena altura desde el suelo y toda la pinta de no asustarse a la hora de meterse en charcos o en pistas de arena.

El frontal sí que es algo más moderno, con una rejilla con acabado plateado y unos faros de diseño poligonal. La defensa inferior y las estriberas así como las barras del techo son de color gris y dan un toque aventurero al conjunto. Las llantas de cinco radios parecen robustas para afrontar las excursiones off-road que tengamos previsto emprender. En general un diseño con más guiños a los descampados que a las avenidas.

Por dentro quizás es donde se noten más los cambios con respecto a la versión anterior. El diseño del salpicadero es más moderno y en la parte central luce la pantalla del sistema de entretenimiento y navegación (desarrollado por LG, por cierto) justo donde se encontraba el radiocassette en la versión anterior. La disposición y el diseño de los indicadores de velocidad y revoluciones también se ha modernizado así como el diseño de la guantera, más funcional.

Los asientos son cómodos, algo duros de regulación y desde luego no demasiado competentes a la hora de sujetar lateralmente, sin embargo suficientemente confortables para ralizar viajes largos. En la parte trasera los asientos permiten acoger a tres personas sin problemas, incluso de estatura generosa. En comodidad desde luego se ha hecho un buen trabajo y los acabados en general son bastante buenos, salvo algunos remates y sobre todo los materiales pues el pástico del interior tiene un tacto «austero».

El maletero es más pequeño que el de la versión de dos ruedas motrices y alberga una rueda de repuesto. Es bastante amplio y regular, su capacidad es de 443 litros, más que suficiente para un viaje y en línea con sus rivales. En el maletero es quizás donde se note más el que los acabados sean más austeros, con trozos de tela sin rematar y otros detalles que sin estar a la vista se encuentran sin demasiada dificultad, por ejemplo al levantar el suelo del maletero para acceder a la rueda de repuesto.

El Duster en carretera

Una vez detrás del volante arrancamos el motor. El Duster no es precisamente un coche silencioso y el ruido y las vibraciones del motor son bastante notables. Al arrancar enseguida nos damos cuenta de uno de los trucos para transformarlo en un todoterreno. Tanto la primera como la segunda marcha son más cortas de lo normal, esto resulta algo engorroso para el uso normal del coche ya que hay que pasar a segunda inmediatamente, pero resulta muy útil para su uso fuera de la carretera.

La dirección es bastante precisa y algo dura en las maniobras. Además la servodirección es algo ruidosa, sobre todo al llegar al límite de giro del volante. En cualquier caso permite viajar a ritmos sostenidos sin problemas, también gracias a una suspensión no demasiado blanda. De hecho nos ha sorprendido el equilibrio de las suspensiones, capaces de soportar baches fuera de la carretera pero que por otro lado mantienen al coche en curva sin problemas. Esto es gracias también a un peso contenido, otra consecuencia de la mentalidad austera del Duster.

Las mencionadas primera y segunda marchas algo más cortas se comportan casi como una reductora y permite subir pendientes muy pronunciadas y salvar obstáculos de todo tipo. También el resto de marchas son algo más cortas de lo normal, lo que penaliza algo los consumos pero por otro lado permite alcanzar unas cifras de recuperación en marchas altas bastante buenas. En ciudad el radio de giro algo amplio y la «dirección poco asistida» penalizan un poco las maniobras aunque su peso no es muy grande por lo que no es un problema.

Por otro lado la visibilidad es bastante buena tanto frontal como posterior y lateral, lo que facilita las maniobras. El sensor de proximidad trasero también es bastante útil sobre todo si se lleva el coche cargado o la visibilidad trasera es menor por cualquier otra circunstancia. En cualquier caso y como fauna urbana se desenvuelve bastante bien en el tráfico gracias a las marchas cortas que permiten buenas arrancadas en los semáforos. El consumo incluso en modo Eco es algo alto: unos 6,7 litros a los 100 en uso mixto y hasta 7,2 en ciudad.

Vista la competencia en ciudad y carretera emprendimos unas breves excursiones fuera del asfalto para comprobar sus talentos más aventureros. La primera y segunda cortas, la altura libre desde el suelo bastante grande y sobre todo la tracción total hacen del Duster un coche que se desenvuelve muy bien en todo tipo de terrenos. En la parte baja del salpicadero encontramos un selector con el que podemos elegir la modalidad de tracción: 4×2, automático (que reparte tracción según indiquen los sensores del coche) y bloqueo de la tracción 4×4.

Aunque no nos aventuramos precisamente por pistas muy complicadas, el Duster se ha mostrado bastante más práctico en terrenos complicados que casi cualquiera de sus competidores más urbanos. Eso le otorga una versatilidad muy interesante para familias urbanas que se transforman en excursionistas impenitentes el fin de semana o para entornos rurales donde la robustez y aptitudes off-road del Duster son un punto a favor muy importante.

Sistema de entretenimiento

Aunque el Duster sea un coche con la austeridad por bandera no se sustrae a la fiebre de los sistemas de conectividad y entretenimiento que últimamente contagian toda el mercado automovilístico. Así que el Duster propone su propio sistema de navegación y entretenimiento que no sobresale demasiado pero también hay que decir que no le falta de nada. No nos ha gustado demasiado su colocación, demasiado baja, ya que hace que tengamos que separar mucho la vista de la carretera para usarlo.

Es cierto, en teoría no deberíamos apartar la vista PARA NADA, ni siquiera con los sistemas multimedia pero una posición más cómoda no evita tentaciones. La calidad de la pantalla de 7 pulgadas no es demasiado alta pero más que suficiente, aunque en plena luz del día la visibilidad no es demasiado buena. La pantalla es táctil y tiene unos menús bastante intuitivos.

El sistema del menú tiene la virtud de ser muy sencillo e intuitivo con todas las funciones accesibles. Incorpora conectividad Bluetooth tanto para el manos libres como para la reproducción multimedia y en ambos casos funciona sin problemas y la configuración es muy rápida. También dispone de conectividad USB en la parte frontal para conectar dispositivos de almacenamiento con música (no reproduce vídeo).

El sistema de navegación está basado en mapas de NAVTEQ y dispone de las funciones básicas como selección de puntos de interés, historial de bñusqueda, vistas en 3D y otras. El funcionamiento es más que aceptable y a la altura de sistemas parecidos en utilitarios y coches de categoría incluso superior.

Conclusiones

Está claro que en Dacia han ido incorporando a su gama más detalles de calidad y mejorando los acabados y aunque el salto no es espectacular sí que se nota un cuidado mayor. Esto sin apenas variar el precio y eso hace de este Duster un serio candidato frente a otros competidores más «pretenciosos». Y es que por un precio con el que no podríamos acceder a un utilitario premium podemos disponer de todo un todoterreno muy versátil.

Me parece muy recomendable para cualquier persona con un presupuesto ajustado que necesite un coche robusto con cualidades off-road. Para ciudad y carretera, aunque no destaque precisamente ni por confort ni por consumo, sí tiene las comodidades y la calidad de acabados suficiente. Si a eso le unimos un sistema de entretenimiento bastante competente no sorprende que el Duster se haya hecho discretamente con un lugar de privilegio en el mercado de los cross-over.