Guía: Claves para elegir un portátil para jugar
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Para muchos las vacaciones han terminado y toca volver a la rutina diaria, un momento que en ocasiones aprovechamos pararenovar una buena parte de nuestros gadgets y equipos en sentido amplio, desde smartphones hasta ordenadores.
No hace mucho un amigo me pidió ayuda para elegir un portátil para jugar, ya que precisamente se encontraba en esta situación, tenía el dinero ahorrado y quería comprar uno, pero estaba perdido, no tenía nada claro cual elegir, de hecho ni siquiera sabía por donde empezar, ya que la gran cantidad de modelos con componentes en apariencia diferentes pero precios muy similares le resultaba extremadamente confuso.
Por desgracia elegir un portátil para jugar es muy muy complicado, ya que encontramos una serie de elementos que obligan a tener una buena base de conocimientos y a estar completamente al día en casi todo lo que va saliendo, puesto que de lo contrario corremos el riesgo de acabar haciendo una mala compra
Todo esto nos ha llevado a publicar esta guía en la que os daremos la información más importante que debéis tener en cuenta para que podáis elegir correctamente el portátil para jugar que mejor se ajusta a vuestras necesidades y a vuestro presupuesto y evitar, de paso, que os puedan engañar.
Consideraciones previas
Debemos tener claro que un portátil para jugar de verdad no es como un portátil convencional, ya que por lo general, y dependiendo del fabricante y del rango de precios por el que optemos, cuentan con elementos claramente diferenciadores entre los que destacan sistemas de refrigeración más potentes y eficaces, así como una calidad de construcción superior para resistir largas sesiones de juego.
Por otro lado el precio de estos equipos suele ser mucho más elevado que el de los modelos para uso general, y también superior a lo que nos costaría montar un equipo de sobremesa de potencia similar, así que antes de lanzarnos a comprar uno es importante meditar a fondo si realmente necesitamos un sistema gaming portátil y por qué no nos bastaría con optar a un PC para jugar.
La movilidad es otro aspecto que debemos estar dispuestos a sacrificar con estos equipos, ya que al tener componentes más potentes su autonomía es muy reducida cuando están a pleno rendimiento y son mucho menos eficientes que otro tipo de portátiles, como los ultrabooks, por ejemplo.
Finalmente es vital tener claro que para jugar «de verdad» en un portátil con un nivel similar al que disfrutaríamos en un sobremesa debemos estar dispuestos a gastar un mínimo que suele rondar los 800 euros, aproximadamente, y que el equipo que compremos por ese precio será mucho menos potente al equivalente de sobremesa que podríamos adquirir con ese presupuesto.
Procesador: el corazón del equipo
En portátiles para jugar Intel tiene un dominio claro, por desgracia para el consumidor, así que nos centraremos por motivos obvios en las soluciones de este fabricante.
Generación del procesador:
Actualmente podemos encontrar procesadores basados en Haswell, identificados como serie 4000, y en Broadwell, que se reconocen por la numeración 5000.
La diferencia entre unos y otros se limita en esencia al proceso de fabricación, ya que los primeros vienen en 22nm y los segundos en 14nm, pero este detalle no tiene un gran impacto real, ya que la mayoría de modelos que nos interesan, los de alto rendimiento, tienen un TDP idéntico en casi todas sus versiones.
Con esto queremos decir que no debéis obsesionaros con gastar más dinero para conseguir un equipo con un Core serie 5000, ya que uno con un procesador Core serie 4000 es hoy por hoy perfecto para jugar.
Gama del procesador:
Dado que nuestro objetivo es jugar sólo nos vamos a centrar en los modelos superiores, esto es, los Core i5 y los Core i7, ya que son los que se utilizan en este tipo de portátiles.
- Core i5: A diferencia de los modelos de escritorio tiene dos núcleos y cuatro hilos, no cuatro núcleos reales. Esto implica que pueden dividir la carga de esos cuatro hilos entre sus dos núcleos, algo que en general ofrece resultados buenos pero que penaliza en juegos que realmente aprovechan más de dos núcleos. Integran tecnología Turbo Boost que aumenta la frecuencia de trabajo cuando es necesario.
- Core i7: Cuentan con cuatro núcleos reales y ocho hilos, al igual que sus variantes estándar de escritorio. Son más recomendables, ya que cuando se utilizan con juegos que pueden aprovechar adecuadamente su potencial marcan una diferencia clara, sobre todo a nivel de FPS mínimos y estabilidad general, y tienen además garantizado un mejor «envejecimiento». También cuentan con tecnología Turbo Boost que aumenta las frecuencias de trabajo y puede incluso desactivar núcleos que no se aprovechan, incrementando aún más la velocidad de los núcleos que queden activos, de forma que incluso aquellos juegos que sólo usen dos núcleos se verán beneficiados en gran medida por la presencia del Core i7.
- Core i7 gama extrema: son versiones que mantienen las especificaciones de los anteriores, pero que vienen a mayores frecuencias de trabajo. Normalmente incrementan mucho el precio del equipo y no compensan, así que en relación calidad-precio es mejor evitarlos.
Descartamos las soluciones de bajo consumo, identificadas con la letra «U», ya que sacrifican potencia en aras de aumentar la autonomía (los Core i7 serie U por ejemplo sólo tienen 2 núcleos y cuatro hilos).
Tarjeta gráfica
Un componente esencial, ya que de ella dependerá la resolución y la calidad gráfica a la que podremos jugar, así como la vida útil del equipo y también el precio del mismo.
Debemos tener en cuenta que su rendimiento no corresponde con el que ofrecen aquellas de sobremesa con las que comparten nombre, y que por lo general siempre será inferior. A modo de ejemplo podemos citar la GTX 960M, que no rinde ni por asomo como una GTX 960, sino más bien como una GTX 750 Ti.
Al igual que ocurría en el caso anterior la presencia de AMD es muy limitada, así que nos centraremos en soluciones NVIDIA.
Para que todo resulte más fácil de entender os dejamos un resumen los modelos base que podemos encontrar actualmente agrupados en tres grandes gamas, una clasificación de debemos entender dentro del contexto de soluciones para jugar.
- Mínimo recomendable para jugar a 1080p: Las GTX 850M-GTX 950M de 2 GB forman el mínimo recomendable para jugar. La segunda es un renombrado de la primera y ambas tienen un rendimiento inferior al de las GTX 750 Ti, pero las podemos comparar con ellas para que las situéis mejor. Buscad siempre aquellos equipos que las monten con memoria GDDR5 evitando las versiones con DDR3, y tened en cuenta que las GTX 860M y GTX 960M son idénticas a las GTX 850M y GTX 950M, sólo cambian las frecuencias de trabajo.
- Nivel óptimo para jugar en 1080p: La GTX 965M es nuestro objetivo. No es una solución renombrada, sino que monta una GPU nueva basada en Maxwell de segunda generación y marca un salto importante frente a las anteriores. Los modelos de 4 GB de GDDR5 no suponen una mejora de rendimiento real frente a los de 2 GB.
- Alto rendimiento en 1080p sin excesos: Si queremos jugar en Full HD con calidad ultra y sin que se nos atragante prácticamente ningún juego la GTX 970M es la mejor opción calidad-precio. Sí, la GTX 980M es más potente, pero incrementa el precio del equipo muchísimo y no compensa.
No debéis olvidar que lo más caro no tiene porque ser lo mejor, y que cuando superamos la barrera de las tarjetas gráficas de gama media-alta la relación rendimiento por euro gastado baja a niveles nada recomendables en la mayoría de los casos.
Memoria RAM y almacenamiento
Podemos jugar con garantías si tenemos 4 GB de RAM en la mayoría de los casos, pero lo más recomendable es optar por equipos que monten 8 GB de RAM, ya que la misma consigue marcar diferencias en ciertos juegos actuales, como Battlefield Hardline por ejemplo, y la tendencia a un mayor consumo de RAM en próximos juegos es clara.
Superar la recomendación de 8 GB de RAM y comprar equipos con 16 GB o 32 GB de RAM no es una buena idea, ya que más RAM no implica mayor rendimiento a partir de dicha cifra, pero sí encarece el coste general del equipo, así que lo mejor es destinar ese extra de dinero a un equipo con mejor tarjeta gráfica.
En lo que respecta al almacenamiento un SSD es recomendable pero no imprescindible y además suele encarecer bastante el coste del equipo, así que si tenéis un presupuesto limitado debéis optar por potenciar procesador y tarjeta gráfica, aunque ello implique conformarnos con un disco duro mecánico, ya que el combo CPU + GPU + RAM será el que determine en definitiva nuestra experiencia de uso en juegos. A esto debemos unir que en cualquier caso siempre estaremos a tiempo de cambiar el HDD por un SSD de forma rápida y sencilla.
Como opción intermedia tenemos los equipos que montan un HDD híbrido con una cierta cantidad de memoria flash actuando como caché. No son la panacea, así que sólo debemos tenerlos en cuenta cuando no incrementen el precio de forma absurda.
Ejemplos prácticos
Por lo general un portátil gaming asequible estará formado por un Core i5, una GTX 850M-GTX 950M de 2 GB de GDDR5, 8 GB de RAM y un HDD mecánico de 1 TB a 5.400 RPM. Su precio debería rondar los 800 euros, aproximadamente.
Con un equipo de esas características podríamos jugar a casi todo lo que existe hoy en el mercado a 1080p y calidades medias o altas, e incluso ultra en casos muy concretos. En GTA V podríamos jugar a dicha resolución y calidad alta a una media de 29 FPS.
Por contra un modelo de gama media-alta sería tipo Core i7, 8 GB de RAM, GTX 965M de 2 GB de GDDR5, HDD de 1 TB a 7.200 RPM y SSD de 128 GB superaría los 1.300 euros.
Con él podríamos jugar a prácticamente todos los juegos actuales en 1080p y calidad alta, y calidad ultra en muchos de ellos. Siguiendo con el ejemplo anterior GTA V correría en este equipo a 55 FPS de media en Full HD y calidad alta.
Finalmente los equipos la misma base anterior pero una GTX 970M normalmente rondan los 1.500 euros. En GTA V a 1080p y calidad alta consiguen medias de 70 FPS.