Apple Watch: el problema no es el precio, es el valor
Con la ceremonia habitual, Apple presentó ayer su flamante reloj inteligente. En realidad, Tim Cook se limitó a repasar lo que ya adelantaron en septiembre, anunciar una autonomía de hasta 18 horas y ofrecer una lista de precios que asustaron a más de uno. La compañía californiana siempre fue más que una empresa de tecnología y productos como el de ayer lo ratifican; no presentaron un smartwatch más, presentaron una gama de relojes de lujo con funciones inteligentes e integrados en su ecosistema.
Apple dedicó ayer muchos minutos de la keynote a explicar el proceso de fabricación de los Watch, los materiales utilizados y el esfuerzo realizado para poner la última tecnología en la muñeca de sus usuarios (los vídeos que acompañan a este artículo lo expresan perfectamente). Cuando presentaron el Apple Watch Sport (disponible desde 349 euros) escuchamos aplausos entre los asistentes que se tornaron en silencio sepulcral tras conocer el siguiente salto: el Apple Watch, con caja de acero y cristal de zafiro, se dispara a la franja de los 500 a 1000 euros, mientras que el Watch Edition, en oro u oro rosa de 18 quilates se va por encima de los 10.000 en sus versiones más básicas. ¿Es el precio de un smartwatch? No, para Apple es el precio de una joya.
Para muchos, un buen reloj no es un gasto sino una inversión. Un producto que expresa el ingenio humano, que nos acompañará durante años y que pueden heredar nuestros hijos. Un producto que puede ganar valor con el paso del tiempo. Apple ha querido jugar de tú a tú con la industria relojera clásica y vender su smartwach como cualquier otro producto de lujo (dejamos fuera de esta clasificación la versión Sport, a pesar de ser mucho más caro que cualquiera de su competencia), anteponiendo variables como el diseño, la calidad de construcción o los materiales utilizados por encima de la tecnología.
¿Cuánto valdra un Apple Watch dentro de tres años?
No vamos a discutir aquí el precio del Apple Watch; desde mi punto de vista y teniendo en cuenta la calidad de los materiales se mueve en los márgenes habituales de la compañía californiana (siempre más generosos que la competencia) pero el usuario debe preguntarse si merece la pena desembolsar esa cantidad en un producto que será ampliamente superado en un par de años. ¿Qué va a ocurrir cuando veamos un Apple Watch 2 más fino y ligero, con una pantalla mejor y dos días de autonomía? La depreciación de la tecnología es inexorable y más en una gama de producto que acaba de aparecer en el mercado y que tiene tanto margen de mejora.
A día de hoy, el Apple Watch ni siquiera es un producto independiente sino un exclusivo complemento para el iPhone (recordemos, modelo 5 o superior). Está por ver cómo se desarrolla el ecosistema de aplicaciones, qué tal funciona la batería tras un año de uso intensivo o cómo va a gestionar Apple su política de renovación de producto anual. Al ritmo que marca la tecnología parece casi imposible que puedan aguantar con este modelo más de 12 meses y, quitando el ínfimo porcentaje de ricos que compraran un Watch Edition tras otro, a nadie le gusta desembolsar una media de 700 euros por un producto con una vida útil tan corta.
Otra variable a tener en cuenta es cómo los van a vender. En la presentación, Tim Cook habló de expositores especiales y la posibilidad de pedir cita para probarnos el Apple Watch que queramos antes de decidirnos, al más puro estilo de las mejores tiendas de lujo. Esto ni es fácil ni barato, aunque no descartaría ver acuerdos con distribuidores tradicionales especialmente para vender los modelos más caros.
Apple va a vender millones de relojes. Es más que probable que el modelo de oro sea un éxito en mercados como China o Rusia y que la versión más económica, el Sport, les sirva para ampliar una base de smartwatch instalados por encima de cualquier otra marca de la competencia pero, al menos en esta ocasión, la compañía californiana no ha conseguido esa evolución disruptiva que muchos esperábamos y que sí vimos en productos como el iPhone o el iPad.
Comprar ahora mismo un Apple Watch es un experimento caro (aunque esto depende del bolsillo de cada uno) y está mucho más cerca de un complemento de moda que de un dispositivo tecnológico. De hecho basta repasar el vídeo de la keynote para comprobar que se habla mucho más de joyería que de tecnología, hasta el punto de pasar por alto la mayoría de especificaciones técnicas.
La compañía californiana no suele jugar al «prueba y error» (otras como Samsung llevan años apostando por esa estrategia) y no dudéis que veremos nuevas versiones del Apple Watch en los próximos años pero, al menos en esta primera iteración, vemos mucho que mejorar incluso dejando a un lado la variable precio. Desde mi punto de vista el Apple Watch es un producto con un claro desequilibrio entre calidad, prestaciones y precio y, lo que es más importante, lo seguiría siendo costando la mitad. ¿Qué os parece a vosotros?