Análisis
Fitbit Charge
Fitbit Charge es la nueva pulsera de «actividad + sueño» (y lo escribo entre comillas porque así es como literalmente la llaman en www.fitbit.com/es) que acaba de ponerse a la venta en España con un precio de 129,95 euros.
Fitbit Charge es la nueva pulsera de «actividad + sueño» (y lo escribo entre comillas porque así es como literalmente la llaman en www.fitbit.com/es) que acaba de ponerse a la venta en España con un precio de 129,95 euros y que está disponible en cuatro colores (negro, pizarra, azul y burdeos; los podéis ver en la imagen de arriba) y en dos tamaños (S de «small» sobre todo para mujeres con un diámetro de 14 a 17 cms y L de «large» para muñecas más grandes con un diámetro de 16 a 20 cms).
Aunque uso habitualmente la aplicación Running de Nike cuando salgo a correr con mi iPhone sujeto a mi brazo izquierdo, es la primera vez que utilizo una pulsera de actividad, por lo que reconozco que no tengo experiencia con otras marcas o incluso otros modelos de Fitbit. De todas formas, sí que tengo muy claro qué es lo que busco en un dispositivo medidor de actividad.
Para empezar, quiero que sea cómodo de llevar porque va a pasar muchas horas conmigo; de hecho, podría hasta acompañarme durante la noche si quiero medir mi sueño. En este aspecto la nueva pulsera Fitbit Charge cumple con mis expectativas. Como llevo el reloj en la muñeca de la mano izquierda, opté por ponérmela en la muñeca de la mano derecha, por lo que estuve un par de días un tanto molesto, pero no por culpa de Fitbit Charge, sino por falta de costumbre.
Lo dicho, al tercer día, me acostumbré perfectamente al material de elastómero flexible (así es como lo llaman en la web de Fitbit) que no contiene látex y que en la parte del cierre usa acero quirúrgico que puede contener trazas de níquel. Digo todo esto porque hay personas que han sufrido ciertas reacciones alérgicas y eso ha provocado más de un quebradero de cabeza a Fitbit, pero ya adelanto que no ha sido mi caso.
Para finalizar con el aspecto de la comodidad, obviamente un medidor de actividad como Fitbit Charge no puede pesar mucho, y así es: 23 gramos.
Autonomía y software
Otro aspecto fundamental para un medidor de actividad es su batería. En el caso de este dispositivo el fabricante habla de una autonomía de siete días una vez que Fitbit Charge está cargado completamente, pero la verdad es que sólo se consigue (si es así, porque nosotros no lo logramos) desactivando algunas funciones. Es decir, cuantas más veces pulses sobre la pantalla (y por lo tanto se ilumine), cuantas más sincronizaciones Bluetooth hagas con tu smartphone, cuantas más alarmas con vibraciones tengas configuradas y cuantas más notificaciones de llamadas por teléfono te lleguen, obviamente, la batería durará menos.
En nuestro caso, sin usar muchas alarmas con vibración, teniendo desactivadas las notificaciones y actualizando por Bluetooth con la app del iPhone, hemos estado casi cinco días y medio con Fitbit Charge a pleno rendimiento, un tiempo más que suficiente para no agobiarte por tener que cargarlo con frecuencia. Por cierto, la carga total se hace en poco menos de una hora.
El tercer aspecto que considero innegociable en un medidor de actividad es que sea fácil de configurar, que te permita consultar todos los datos sobre tu actividad sin tener que hacer un máster y que disponga de una buena app para el smartphone. Es decir, todo lo que se podría englobar bajo el término software.
Aquí Fitbit Charge se gana un sobresaliente, no solo por el panel de control web con indicadores como los pasos dados, el registro del sueño, las calorías quemadas (esto obviamente es una estimación), los minutos de actividad, los kilómetros recorridos o las pisos que hemos subido, principalmente por su app (para Android, iOS y Windows Phone) y por el concepto de comunidad que propone.
Aunque personalmente no me gusta estar mostrando a mis amigos de Facebook qué es lo que hago en todo momento, entiendo que hay mucha gente que necesita motivación para seguir una vida activa y esto de la comunidad, los desafíos con sus consiguientes medallas virtuales y los «piques» entre conocidos es una idea excelente. En este sentido, los responsables de Fitbit han creado un ecosistema competitivo que estoy seguro satisface a mucha gente.
Precisión, el caballo de batalla
Aquí llegamos al último aspecto que busco en un medidor de actividad. Me refiero a que los datos que me aporte sean útiles y lo más exactos posible. Justo en este detalle tengo muchas dudas, y me explico. Se supone que una pulsera como Fitbit la llevas todo el día (incluso podrías, como he comentado, dejártela por la noche para medir tu sueño, aunque recomiendo descansar la muñeca de vez en cuando), pero aquí es cuando empiezan los problemas.
Si te indica que has dado tantos pasos (que los transforma en kilómetros recorridos dependiendo de tu altura o incluso de la distancia de zancada que tengas si así se lo has indicado en la configuración) y en el fondo mientras conduces, juegas al futbolín, tecleas en el ordenador o te preparas un café sigue sumando pasos al contador final aunque no te muevas, esto no me convence en absoluto. Ha habido días que he cumplido el objetivo de los 10.000 pasos (unos ocho kilómetros) y os aseguro que no ha sido así porque me he desplazado en coche y luego he estado muchas horas sentado delante de un ordenador.
Lo que sí me ha gustado por su precisión bastante aceptable (medida con mi smartphone con GPS y dando vueltas a una pista olímpica de 400 metros de cuerda) ha sido cuando mantienes pulsado el botón para que comience un cronómetro al tiempo que todos los marcadores se ponen a cero. Si esto lo haces justo al empezar una caminata donde no vas a pararte ni hacer otra cosa, aquí Fitbit Charge sí que es muy útil para saber los pasos dados y los kilómetros recorridos.
Conclusiones
La pulsera Fitbit Charge representa una buena evolución sobre el modelo Flex gracias a su pantalla OLED que te permite ver el cronómetro, la hora, los pasos dados, las calorías quemadas, los kilómetros avanzados y las escaleras subidas, todo ello con una perfecta legibilidad tanto a oscuras como de día.
Ficha técnica
Sin embargo, a principios del 2015 ya está anunciada en la web de Fitbit el modelo Charge HR que tendrá un precio de 149,95 euros y que como principal novedad incluirá un medidor de ritmo cardíaco que no influirá demasiado en la autonomía de su batería porque durará unos cinco días.
En mi caso, el pulsómetro sí es fundamental y por 20 euros más, claramente esperaría a tener la Charge HR disponible en el mercado. Otra cosa es que no quieras medir tu ritmo cardíaco. Eso ya es una elección personal.
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