El clásico DOOM de id Software cumple veinte años

Los noventa marcaron una importante etapa de cambio dentro del mundo del videojuego, gracias a la llegada de un buen número de títulos que, de una forma u otra, sentaron las bases sobre las que la industria iría evolucionando posteriormente.

Precisamente en esta etapa DOOM jugó un papel clave, hasta tal punto que acabó por convertirse en un clásico imperecedero, sobre cuya base se produciría el «boom» de los juegos de acción en primera persona.

El caso es que en contra de lo que muchos creen, incluidos por desgracia algunos medios «especializados», DOOM no era un juego en 3D real. No, DOOM era un juego mas cercano al 2D, pero que gracias al motor DOOM Engine, creado por id Software, permitía crear un renderizado «pseudo-3D».

Lo dicho dejaba importantes limitaciones, entre las que se encuentran la imposibilidad de mirar hacia arriba o hacia abajo. También se aprecia en que, por ejemplo, siempre vemos los cadáveres desde la misma perspectiva.

Por otro lado fue precisamente este hecho, la ausencia de un 3D auténtico, el que permitió que el juego corriera de maravilla en un modesto 486 DX2 a 66 MHz.

Es evidente que todo esto lo contamos como anécdota, no como un elemento negativo ya que, como apunté arriba, DOOM es todo un clásico, una joya que goza de un diseño, una acción frenética y una ambientación impactante.

Como anticipaba el título hoy DOOM cumple nada menos que 20 años y nos llena de recuerdos mientras esperamos la cuarta entrega de la saga que, ojalá, consiga recuperar la esencia de la franquicia.

Personalmente soy un amante de la saga DOOM, así que sólo puedo terminar el artículo con un ¡feliz cumpleaños!.