Análisis
AMD Radeon R7 260X
La feroz competencia que enfrenta desde hace años a NVIDIA y AMD las obliga a ampliar su catálogo cada pocos meses, lanzando tanto producto totalmente nuevo como versiones muy mejoradas de los ya existentes. La AMD Radeon R7 260X pertenece al segundo grupo y está basada en la AMD Radeon HD 7790 que tan buenas sensaciones dejó en nuestro laboratorio técnico. Tras probarla durante unos días estas son nuestras impresiones.
Aunque AMD ubica a la AMD Radeon R7 260X en su nueva serie Volcanic Islands en nuestra opinión la decisión obedece más a una argucia publicitaria que a otra cosa. Mientras las potentes R9 290 y R9 290X, auténticas protagonistas de la generación, estrenan la GPU Hawai nuestra protagonista recurre a la «veterana» Bonaire y apuesta por el equilibrio entre rendimiento y un precio lo más ajustado posible.
En términos generales, la AMD Radeon R7 260X se puede definir como una versión mejorada y overclockeada de la AMD Radeon HD 7790, el doble de memoria e incluyendo tecnologías de última generación como ZeroCore Power, True Audio o la polémica API Mantle, de la que hablamos hace solo unos días. Echemos un vistazo a sus características técnicas más importantes:
- Procesador gráfico Bonaire XTX en 28 nm.
- 896 Stream Processors
- Velocidad de reloj hasta 1,1 GHz.
- 2 Gbytes GDDR5, 128 bits, 1,625 GHz
- TDP 115 W
- PCI-E.30
- Soporte DirectX 11.2, OpenGL 4.3, Mantle
La versión de referencia que nos ha enviado AMD incluye únicamente la placa aunque, como es habitual, los ensambladores la entregarán en diferentes kits con todos los accesorios necesarios para su montaje. La AMD Radeon R7 260X es una tarjeta que ocupa dos ranuras PCIe y ofrece salidas de vídeo DVI, HDMI y DisplayPort. Es posible usar todas las salidas al mismo tiempo, ofreciendo soporte multimonitor con una sola gráfica. Con solo 175 mm. de largo, la AMD Radeon R7 260X es ideal para barebones y otros equipos compactos.
En lo relativo a refrigeración, un único ventilador de 80 mm. es el encargado de mantener la temperatura bajo control. Incorpora función PWM, así que es capaz de modificar el régimen de giro en función de las necesidades de la GPU. En cualquier caso, es más que probable que algunos fabricantes ofrezcan otras soluciones en los productos finales que se podrán encontrar en tiendas.
Nuestras pruebas
Para verificar el rendimiento de la nueva apuesta de AMD la montamos en un equipo con la siguiente configuración:
- Placa base GIGABYTE Z77X-D3H
- Procesador Intel Core i5
- 4 Gbytes de RAM DDR3
- SSD 128 Gbytes Corsair
- GPU AMD Radeon R7 260X
- Windows 7 64 bits Profesional
- Drivers Ati Catalyst 13.11_BetaV1
En los siguientes gráficos ofrecemos la comparativa de rendimiento (en frames por segundo) de la AMD Radeon R7 260X, comparados con los de su predecesora. Además hemos incluido los valores que obtuvieron la AMD HD 7850 y la NVIDIA GeForce GTX 650 Ti a modo de referencia. Como siempre, tomamos el valor medio de 3 muestras y el mínimo obtenido, respetando las configuraciones por defecto de los juegos en antialiasing, iluminación dinámica y distancia de dibujado. Un último detalle, aunque existen controladores actualizados, hemos utilizado la Ati Catalyst 13.11_BetaV1 por indicación del fabricante.
Conclusiones
La AMD Radeon R7 260X es, en la práctica, una versión mejorada de la fantástica AMD HD 7790 con algunas sorpresas agradables, como la incorpación de 2 Gbytes de memoria GDDR5 (lamentablemente en esta versión solo alcanza los 1.600 MHz) y el soporte para AMD True Audio, algo muy interesante para usuarios que piensen utilizarla en un equipo de salón.
Ficha técnica
Los datos muestras una diferencia en rendimiento que ronda el 10% respecto a su predecesora en la mayoría de los casos, posicionando a la AMD Radeon R7 260X como una tarjeta capaz de mover cualquier título del mercado en alta definición 1080p, con un nivel de ajustes razonable pero comprometiendo el suavizado y los filtrados avanzados para mantener una tasa de frames aceptable. Nuestra recomendación es bajar a resoluciones inferiores para conseguir el mejor equilibrio entre calidad y rendimiento.
En el lado negativo, hemos comprobado un exceso de calor en la tarjeta y un funcionamiento casi excesivo del ventilador, algo que achacamos a la condición de muestra para análisis y que esperamos solucionen los ensambladores en las versiones comerciales del producto. En lo relativo a precios, esta gráfica se sitúa alrededor de los 125 euros, posicionandose como sustituta natural de la AMD HD 7790 y, desde nuestro punto de vista, demasiado cerca de la reina del segmento, la NVIDIA GTX 650 Ti que hemos incluido en la comparativa.
Esta tarjeta es interesante tanto para usuarios que quieran montar un equipo lo más económico posible pero que les permita jugar con un mínimo de soltura como para aquellos que están diseñando un ordenador de salón y buscan una GPU versátil, ideal tanto para el multimedia como para ejecutar videojuegos no demasiado exigentes en la pantalla del salón. Al fin y al cabo, no debemos olvidar que no dista tanto de la solución gráfica que incoporarán las esperadas Xbox One y PS4.
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